Locomotora en llamas
Imaginaos:
un tren en llamas, lo que se dice en llamas, lenguas de fuego, humo negro, en
llamas en llamas en llamas, un tren roto; sola la locomotora. Los demás vagones
se han ido cayendo por despeñaderos desérticos, afiladas rocas que los han
hecho trizas al rebotar en su caída hacia un valle invisible.
La locomotora en llamas, irrefrenable, propulsada por una inercia brutal e incomprensible. Nada
ni nadie puede sofocar ese incendio rodante. Es imposible detenerlo. Sigue
rodando por las vías hacia ningún lugar; en verdad, hacía «el ningún lugar» al
que se dirigen todos los trenes. Pero esta locomotora va incendiada, desbocada,
a gran velocidad. Hacía ningún lugar. Sólo llamas de fuego devorador.
Poema número XIII de Dios y discípulo