sábado, 5 de julio de 2025

Planeta Tierra, la hoguera que no cesa

Planeta Tierra, la hoguera que no cesa

guerra, poder y humanidad

 

Que a algunos de los niños que gobiernan el mundo les gusta la guerra es un hecho. Pequeño rebaño de tontilocos, entre zangolotinos[1] y protervos, bestias pardas en cuyas manos se encuentran las vidas de cientos de millones de humanos. Ya no sabemos si es por presión de lobbies o poderes supremos más o menos en la sombra, si es por pura geopolítica calculada —esto parece poco probable, porque no saben calcular de un modo eficiente y siempre les sobra algo: muertos y desahuciados en el camino—, si es por miedo —miedo a que el otro tenga las mismas bombas peligrosas que tienen ellos—, si es por imperialismo —la etiología comienza a fragmentarse, causas diferentes pero que todas confluyen, se retroalimentan—.

El mundo parecía haber escarmentado tras la primera mitad del siglo XX, epítome de crueldad nunca vista por los siglos; los fascismos y el comunismo (ideologías para las cuales la persona es sólo una pieza, un engranaje mecánico), las dos guerras mundiales.[2] Espeluznado de sus propias acciones, el ser humano se prometió nunca más acercarse a semejante devastación. Desde el final de la Guerra Fría, todas las potencias habían aceptado la paz como valor supremo; el quehacer de la geopolítica debe estar supeditado al marco incondicional de la paz.[3] Se crean instituciones ad hoc, empezando por una espléndida Organización de Naciones Unidas (1945), la promisoria ONU —La Declaración Universal de Derechos Humanos fue proclamada por su Asamblea General en París, el 10 de diciembre de 1948—. Ministerios o Departamentos de exteriores incorporarían como preferentes en sus agendas los asuntos del comercio internacional. Ese comercio que, junto a la propiedad privada, se defiende como marco civilizatorio desde la Edad Antigua —Lejano Oriente, Oriente Próximo, Fenicia, Grecia…—, pasando por serias dificultades en la Edad Media y hasta la Edad Moderna y Contemporánea; sus enemigos, incesantes a lo largo de la Historia (pensamiento semítico, religiones, comunismo) serían los enemigos de la civilización, el progreso y la libertad.[4] Dejando a un lado cualquier certidumbre sobre el postulado, por bien que esté fundamentado y tenga a su alrededor el apoyo de amplia bibliografía de refuerzo, anterior y posterior a la obra reseñada, la Europa occidental de las democracias liberales, con dosis de socialdemocracia sine qua non, abrió una época de paz, prosperidad, libertades y justicia social única en el devenir histórico de la humanidad. Digamos que este dulce período abarca desde 1960 a 2001.[5] Si acaso podría percibirse el inicio de un progresivo y agónico final, nos negamos a darlo por muerto. Se está a tiempo. Podemos prorrogarlo. O no, quién sabe. La Unión Europea debería alzarse en su Vigía inflexible. La conciencia de Europa es conciencia del Globo; atrás sus mierdas colonialistas, domesticada, a priori, por ella misma, agarrada al pensamiento griego y sí, al cristianismo.


Pero los Estados Unidos de Donald Trump, su presión mediante el estrujamiento de la OTAN, y el aparente pavor a la Rusia de Putin, evidenciado el riesgo con la inmensa hoguera que ha prendido en Ucrania, parecen estar contagiando sin remedio a ciertas potencias —Reino Unido, Alemania, Francia—, las cuales dan por sentada la necesidad o incluso parecen ciertamente entusiasmadas por incrementar brutalmente su producción militar; armamento, hombres y políticas de la belicosidad. La vieja falacia, si vis pacem para bellum. Pero cuidado, que no hay nada que el hombre fabrique para nunca ser utilizado. ¡Alemania tiene la intención de incrementar hasta un 5% del pib su presupuesto militar! Esto supondría unos 225.000 millones de euros.[6], [7] y [8] 

Alegoría de la Alemania de 1935, en estilo gótico.
Hernán Valladares Álvarez (con Sora)
No hay bromas que valgan. Hoy se encuentra al mando de la Cancillería el larguirucho Friedrich Merz, de gesto ambiguo, en ocasiones sombrío, líder del partido de la Unión Demócrata Cristiana, cdu; ¿pero mañana…? ¿Os suena aquello de que Hitler llegó a canciller (1933) por vías perfectamente democráticas? Que la extrema derecha germana alcance el poder es algo más que probable. La AfD estará feliz de que sus antecesores en el Bundestag le dejaran el legado de un nuevo superejército, el garaje atiborrado de armas y artefactos de guerra, una industria militarizada, políticas mucho más prestas a la acción. ¿Otra vez la civilizada Alemania armada hasta los dientes? [9]; para algunos, «civilizada» lo será siempre sólo en grado de presunción.





Parece a todas luces cierto que nosotros jamás podríamos convertirnos en gobernantes ni de grandes ni de pequeños países. Pero sobre todo, en lo que toca a este escrito, el ejercicio imaginativo de verse gobernando Rusia, Estados Unidos, Irán, Israel o Ucrania se antoja una broma antológica, cósmica. ¿Qué harías tú...*? ¿Podrías irte a la cama y descansar después de que tu ejército haya vomitado unas bombas horripilantes sobre algún lugar —con suerte, en el desierto atómico—, o estén los soldaditos recibiendo tus órdenes incesantes de atacar y tomar zonas estratégicas, para lo cual perecerán les de inocentes, muertes por colateralidad? ¿Podrías dormir tranquilo dando las órdenes a tu Estado Mayor para que miles de jóvenes uniformados se conduzcan a morir y matar en pro de tu estrategia y la de tus generales, trazada con frialdad sobre un mapa? Yo no podría hacerlo. ¿Nos cambiaría el poder? ¿El poder corrompe y el poder absoluto —o autocrático— corrompe absolutamente? Corrupción moral, «corrosión» del córtex prefrontal del cerebro y consecuente invulnerabilidad emocional… ¿Nos convertiría el poder casi omnímodo, ya saben, en robots emocionales, ya saben, ya saben… en psicópatas perdidos? Tal vez. Quizá sea eso: si se nos da la oportunidad, todos somos unos monos diabólicos.

*en un ataque preventivo de la URSS... —cantaban Polanski y el ardor cuando yo tenía 12 años. Canción punk, ¿quién habría dicho al grupo madrileño que su canción de 1982 sería pura actualidad en 2025?



Y ¿qué sucede con el tratamiento que los medios de comunicación y una multiplicidad inagotable de canales de YouTube dan sobre lo sucedido? Aterra el acostumbramiento de términos y sintagmas como guerra (nuclear, mundial), bomba nuclear, incremento industrial armamentístico… conceptos que amenazan con terminar convirtiéndose en hechos. A mí personalmente, no sé si es que la insensibilidad me ha vuelto muy sensible, me habla muy mal de la empatía del personal —generalizo, existen periodistas con notable muestra de afectación—. Empatía intelectual siquiera. La empatía emocional es imposible. Sufríamos un espasmo fatal (o fecal), un brote de asfixia nerviosa cada vez que leemos el periódico, vemos la televisión, pinchamos un vídeo de YouTube; más allá de que, frente a la excesiva naturalidad de los medios tradicionales, una mayoría de los canales de presuntas noticias que encontramos en YouTube son claramente sesgados, cuando no directamente publicitarios; ¿propaganda pagada por ciertos gobiernos?; no sería nada raro ni conspiranoico, porque sabemos que, en la guerra, la propaganda es un arma más; por lo general, el escoramiento mayoritario de canales de YouTube —en el límite de ser «baneados»— y medios de Internet —algunos censurados, como el prorruso RT— va en sentido contrario a las líneas editoriales de medios convencionales, convirtiéndose así en contrapropaganda bélica en la zona occidental.

Lo dicho, frente al horror de ciertas noticias, la empatía orgánica, por llamarla de otro modo, daría con nuestro cuerpo en el suelo de un síncope emocional. Literal. Empatía emocional podemos sentir cuando un hijo se rompe los dientes al bajar por el tobogán de una piscina y se golpea con una piedra; no estaba a la vista, tú estabas tomando algo en una mesa con tu mujer, y un desconocido trae agarrado del hombro a tu hijo, amablemente, y el chacho de nueve añitos sangra como un bellaco, viene gimiendo pese a las consoladoras consignas del amable desconocido; tu mujer y tú os levantáis de la mesa y un retortijón en espiral recorre vuestro estómago; ves el hueco en sus incisivos, los labios hinchados, un borbotón de sangre, agradeces al vecino su servicio de ambulancia, abrazas el torso desnudo y todavía húmedo y fresco de tu niño: estás a punto de echarte a llorar también. Esto es empatía emocional. Experimentas especularmente lo que siente tu hijo.

La empatía intelectual consiste en procesar cognitivamente y darle un par de vueltas cuando somos testigos indirectos de una tragedia humana, o animal, algo doloroso en el grado que sea —no digamos la noticia de una matanza de miles de inocentes, niños como el tuyo, que ya tiene arreglados los dientes, o tu niña de cuatro añitos, curada la herida de la rodilla o su gripe—; tienes que excogitar voluntariamente y tomar una postura frente a la inmoralidad flagrante, una matanza de tintes bíblicos. Frente al terror. El mal, la muerte y el dolor infligido por los grandes líderes, grandísimos hijos de su putísima madre. La empatía intelectual debería ser obligatoria, daría lugar al pensamiento crítico y no al dedo de la indolencia que cambia de canal.

Me dirijo a los vesánicos «líderes»:

—¡Que la gente lo que quiere es vivir lo más tranquila posible, rebaño de malnacidos!

Lo que queremos es tener un entorno pacífico donde poder desarrollar nuestros anhelos. Tener frente a nosotros lo más intacto posible, sin minas ni trampas ni vigilantes, expedido nuestro campo de lo posible.[10] Sin líderes deleznables que lo empuerquen o lo hagan intransitable. Debemos preguntarnos dónde queda la democracia si los gobernantes hacen lo que quieren, si una ciudadanía suficientemente formada resulta por completo irrelevante, excluida de la más mínima toma de decisiones, ya sean de menor o mayor importancia. Hoy la ciudadanía anhela, pero también demanda de un modo realista, órganos de consultoría ciudadanos, eso que algunos llamaron en la Puerta del Sol, mayo, 2011, democracia real. El mismo eco que en las calles de Wall Street. Un clamor en las democracias liberales. ¿Llegará el día? Hay medios. Mientras tanto…

Los meros meros y los que los rodean, penúltimo estrato antes de la cúspide de la pirámide jerárquica mundial,[11] y [12] agachan la testuz, rastrera servidumbre, e impelen a girar diabólicamente la rueda de pinchos de la Historia; los cuatro jinetes del apocalipsis, que parecían haber frenado notablemente su paso después de las dos guerras mundiales, y que ahora —atentos quienes puedan hacer algo— amenazan con volver a galopar. Soy incapaz —muy experto en incapacidad— de promover algún tipo de medida pragmática, aconsejar, por supuesto, hacer nada (acaso este artículo, que leerán cuatro gatos y siete gatas); pero lo que sí sé con toda certeza es que se debe exclamar y exclamo: ¡no podemos permitir que los malvados hagan retroceder los derechos y avances conquistados con sangre, sudor y lágrimas en el decurso de la Historia —otra vez la mayúscula necesaria—, con millones de víctimas en el camino! Aclaremos de dónde arrancamos para creer que este punto de inflexión nefasto, este parteaguas de la humanidad puede estar desviando el buen curso:

Lo mismo que a algún amigo íntimo, un relativo —hace unos años era irredento— optimismo antropológico nos hace creer que, a pesar de todo, incluso con la que está cayendo, las estadísticas a lo largo de la Historia y los índices diacrónicos referentes al nivel de pobreza, analfabetismo, sanidad, educación, etc. etc. han mejorado y continúan haciéndolo, convirtiendo el mundo en un lugar cada vez mejor. Nuestros guías intelectuales a este respecto van desde el mismísimo Noam Chomsky —recuérdese aquel ya viejo combate dialéctico en la televisión holandesa (1971) entre el norteamericano, optimista, propositivo, y su oponente Michel Foucault, pesimista, para quien los resortes del poder imposibilitan cualquier cambio, siendo la historia un callejón sin salida— (comparto el video al final de esta entrada en el blog Diarius Interruptus), pasando por Gianni Vattimo, hasta Steven Pinker[13] y una buena tropa de intelectuales y científicos.[14]

Existe una batalla, una guerra nunca declarada, latente siempre, en la que hemos de ganar. En este articulo existe un enlace a los supuestos poderes que gobiernan el mundo. Enlazamos ahora otro documento compartido en el que figuran las guerras, conflictos y escaramuzas que se encuentran en marcha hasta la fecha de este texto, julio de 2025. Introduzco en la lista un mapa con 27 estrellas, rojas y negras. Todavía faltarían algunos conflictos que podrían añadirse, pero es suficiente con el número que se recoge en dicho documento. En la balanza del progreso versus retroceso; paz versus guerra; optimismo frente a pesimismo, el despliegue de los datos contrapesa a favor la bandeja del mal. Estamos hablando de millones de muertos, exiliados, millones de personas en condiciones penosas, sin apenas el aliento breve de la esperanza. ¿Dónde queda el poder de «la gente»? ¿Dónde queda nuestro poder no mencionado? Millones de habitantes, muchos millones, la mayoría deberíamos tener alguna capacidad, alguna participación. Parece que no.

La astucia del sistema divide las poblaciones —en un sentido estadístico— mediante las ideologías dicotómicas. Con una argucia tan sencilla y sutil, las grandes masas de población quedan neutralizadas. Podemos redondear en un 50% los bandos divididos. Frente a ideas que en principio deberían entusiasmar a cualquiera, como la Agenda 2030,[15] cuyos postulados (Objetivos) principales, cuyos fundamentos éticos se deberían fijar en un eje axiológico universal, por culpa de ciertas «máculas» ideológico-morales —identidades simbólicas fácilmente reconocibles—, una de esas mitades en que el Sistema tiene dividida a la humanidad interpretará ineludiblemente el proyecto como un constructo plagado de peligros, trampas de ocultos grupos de poder para convertir el mundo en una suerte de masa amorfa, manejar la sociedad como un rebaño de ovejas controladas una a una mediante un chip; verán en la Agenda un intento escamoteado de esclavizar a la humanidad [sic], lo cual hace imposible que el proyecto se haga efectivo. Infectados por el virus de las ideologías, hombres y mujeres denostarán sin paliativos la Agenda 2030 como un plan satánico. Necesitaríamos un buen ensayo de unos cuantos cientos de páginas para desmenuzar este asunto. Podríamos elaborar unos capítulos iniciales de 200 o 300 páginas para explicar punto por punto qué es lo «rescatable» —objetivamente y con consenso inapelable— y lo que es susceptible de aviesas interpretaciones; pero entonces tendríamos a la otra mitad seguramente en contra. Posicionamientos en lo que se refiere a religión (vs agnosticismo/ateísmo), comportamientos sexo-parentales, modos de vida (aquello que tiene que ver con lo denominado «ideología de género»), aceptación del aborto o rechazo (como siempre, sin matices), decenas de sutiles derivaciones de carácter ético, y un largo etcétera, convierten el intento por mejorar el mundo en una frustración asegurada. Larvada, se entrevé una gran paradoja. Bien leída, con notas y señales, dicha Agenda lleva implícita la extensión de la democracia y su transformación, de democracia representativa a democracia participativa —eso que llamamos más arriba democracia real—. Un fin, aparejado al debilitamiento del Estado, que el grupo de críticos liberales no ven por ningún lado. Más bien todo lo contrario, una estatalización de la vida. Una injerencia mayor de los Estados sobre los ciudadanos. Una paradoja anida en que los detractores —en su total derecho, aunque igual de ignorantes que su grupo opuesto sobre la gran jugarreta de estar divididos por la astucia de un Sistema autoinmune—, creen adivinar en el proyecto un cepo para su libertad, es decir, lo contrario a que el poder rebose la línea de flotación de las cúpulas para derramarse horizontalmente hasta ponerse en manos del conjunto de las sociedades y de cada individuo.

Quien proponga, frente a la barbarie que no dejan de perpetrar los prebostes, cualquier tipo de solución salvífica, cualquier fórmula para aglutinar la masa social necesaria para cambiar las cosas, cualquiera que postule tretas humanísticas con las que deponer a los salvajes, sus guerras, sus intereses, sus masacres públicas y privadas, cualquier líder benévolo que pueda aflorar debe saber que generará un ineludible 50% de rechazo mayormente irracional; con suerte, cosechará la admiración del otro 50%, de parecida irracionalidad. Es la regla general, por muchos matices que luego quepan formularse.

La desgracia de la sociedad dicotomizada es que perpetuará las cúpulas de poder. Sin una sociedad unida moralmente, que alcance un acuerdo necesario, un eje axiológico sobre el que hacer pivotar un Sistema renovado, humanista en el sentido más clásico y ético del término, las antediluvianas estructuras jerárquicas permanecerán para siempre. Lo utópico del asunto perpetuará la guerra, el poder y una humanidad sometida al capricho potencial del sufrimiento. La servidumbre humana seguirá siendo el resorte del poder. Hasta el final.[16]




NOTAS


[1] Parto de la premisa de que —llegados a este cuarto del primer siglo del Tercero Milenio, si no se ha obviado el bagaje cultural al alcance de casi cualquier persona— todo idealismo supone siempre un infantilismo previo. Ninguna mente madura puede imaginarse, verbigracia, una nación mejor que otras, superior. De hecho, la creencia de que existe tal nación, cualquier nación, la idea misma de 'nación' es idealismo puro y por tanto idiocia, puerilidad, infantilismo (carece de sentido incluso en su significado estrictamente jurídico. Por mucho que hayamos dicho idiocia, el infantilismo o inmadurez mental no implica necesariamente falta de inteligencia. Pueden coexistir la estupidez y el idealismo, de hecho, se llevan magníficamente, pero no siempre y necesariamente se dan juntos. Despojamos por tanto del término idiocia su connotación de falta de inteligencia, quedándonos sólo con la denotación 'infantil'. «¿Por qué no mejor evita usar el término?», me podría preguntar alguien, con buen criterio y total pertinencia; «Porque me gusta mucho esta palabra».

[2] Hechos y números de inconmensurable protervia, un horror tal que cualquier rey medieval, general de la Antigüedad, emperador de época Moderna lo habría considerado como pura ficción, un daño inalcanzable. Primera Guerra Mundial (1914-1918): La Primera Guerra Mundial, también conocida como la Gran Guerra, causó la muerte de aproximadamente 16 millones de personas. Este número incluye tanto a militares como a civiles. Las principales causas de muerte fueron los combates, las enfermedades y las condiciones de vida en las trincheras.

Segunda Guerra Mundial (1939-1945): La Segunda Guerra Mundial fue aún más devastadora, con un estimado de ¡70 a 85 millones de muertos! Este conflicto no sólo involucró a más países, sino que también incluyó genocidios, bombardeos masivos y el uso de armas nucleares. Las víctimas incluyeron militares, civiles, y millones de personas que murieron en campos de concentración y exterminio.

[3] Hubo ciertas potencias que no parecieron apercibirse de la necesaria y conveniente paz y jamás dejaron ni dejarían de jugar a las batallitas globales, moviendo en el tablero las piezas con absoluta banalidad. Por natura inmunes al dolor de su propia gente, o por no haber sufrido en su suelo la masacre de la guerra, seguirían, hasta nuestros días, enviando a sus soldados a ésta y aquella región lejana, jóvenes destinados a convertirse en heroica carne picada.

[4] Escohotado, Antonio. Los enemigos del comercio. Una historia moral de la propiedad. Tomos I, II y III. Espasa‑Calpe, 2008, 2013 y 2017.

[5] Las fechas de este período son aproximativas, siendo la fecha del término, 2001, más certera, por emblemática, con dos hitos de alcance global que a la fuerza marcan un punto de quiebre afectante: el atentado yihadista del 11S contra las Torres Gemelas de Nueva York y el comienzo de la entrada en circulación del euro; se irían acumulando una serie de hitos, sobre todo en el mercado bursátil y en la economía financiera, que llevarían al mundo a la gran crisis de 2008. Detectada buena parte de las causas que provocaron la crisis, sin embargo, países, entidades, mercados, políticas, etc. no cambiaron prácticamente nada en el comportamiento del sistema, más allá de rescatar grandes bancos y entidades elefantiásicas cuya caída habría podido implicar el colapso económico de países enteros, «secuestrar» Estados deudores para poner a La Troika descaradamente a gobernarlos (Grecia), en orden prioritario a la satisfacción de la deuda pública, rebajando las partidas de los presupuestos generales de algunos miembros de la UE destinadas a políticas de protección social, etc. Todos los agentes citados, responsables de la crisis, se comportaron como si nada hubieran aprendido, hipotecando el futuro para los pobres venideros y poniendo claramente en riesgo la economía mundial para un futuro no muy lejano, por ejemplo, ahora, en un contexto de imprevisto riesgo: las hogueras de la guerra parecen prosperar, extendiéndose aquí y allá. De esto habla este artículo.

[6] Recuperado, julio 2025: https://elpais.com/internacional/2025-06-24/alemania-triplicara-el-gasto-en-defensa-hasta-llegar-al-35-en-2029.html

[7] Recuperado, julio 2025: https://www.huffingtonpost.es/global/alemania-mueve-rearme-masivo-gasto-otan-dara-vuelco.html

[8] Recuperado, julio 2025: https://www.cronista.com/usa/trending/vuelve-el-ejercito-mas-temido-de-la-segunda-guerra-mundial-ya-gasta-mas-en-armamento-que-francia-e-inglaterra/

[9] El general McArthur (cita Trump): «Nunca dejes que Alemania se rearme». Puede verse este video de YouTube (recuperado, julio 2025): https://www.youtube.com/watch?v=lVGYIpuq5eE El vídeo no tiene un enfoque precisamente crítico y el título del canal es suficientemente expresivo de lo que será escrito más abajo sobre la familiaridad, el nada inocente acostumbramiento a expresiones que poco a poco van insensibilizándonos.

[10] «Oh, alma mía, no aspires a la vida inmortal, pero agota el campo de lo posible». Píndaro. III Pítica, a través del exergo de El mito de Sísifo, Albert Camus, 1942.

[11] En lo más alto de las jerarquías que mueven o hacen mover las piezas del tablero mundial, nadie tiene claro quién está en la cúspide y quiénes inmediatamente abajo; seguro que hay ósmosis, mezcla, «equilibrio térmico» (cuarta ley de la termodinámica), en verdad, leyes completas de la termodinámica, en tanto que la pirámide no es otra cosa que la representación gráfica de un Sistema físico. Los flujos tienen que existir a la fuerza, de arriba a abajo y de abajo a arriba. Pero la mayor parte del respetable sabe: grandes familias y entidades de capitales —de los Rothschild, Banco Mundial, FMI, pasando por BlackRock o cenáculos periódicos de sociedades como el club Bilderberg.

[12] Una lista extensa y comentada de poderes en lo alto de la pirámide jerárquica del sistema sociopolítico mundial puede verse en este enlace: pirámide jerárquica del orden mundial, Hernán Valladares Álvarez.

[13] Pinker, Steven. Los ángeles que llevamos dentro: El declive de la violencia y sus implicaciones. Paidós, 2012. Pinker ofrece estadísticas, gráficas y explicaciones que justifican ese optimismo antropológico, demuestran (casi) el lento pero imparable progreso de la humanidad.

[14] vv. aa., Brockman, John (ed.). Este libro le hará más inteligente: nuevos conceptos científicos para mejorar su pensamiento. Paidós, 2017. A pesar de su título comercial tan empalagoso, recoge artículos de Daniel Kahneman, Richard Dawkins, Martin Selingman, Daniel Dennett, Steven Pinker, Daniel Goleman, Matt Ridley y J. Craig Venter, entre otros, la mayoría de ellos, optimistas antropológicos con fundamento, rasgos rastrea hablé a través de sus obras y artículos. 

 

[15] En 2023 hice una lectura crítica. También leí críticos a favor y en contra, si resultaban razonables, descartando textos que poco pueden aportar por su grado de parcialidad, enemistad irracional. A cierto crítico desde una perspectiva cristiana: «Nos dice que es difícil no sentirse identificado con algunos de los objetivos, más aún, no tomárselos, más allá de la aproximación, como obligaciones morales, incluso particularmente si se es cristiano. Así sucede cuando se habla de acabar con la pobreza, el hambre o la guerra mundiales. Bien está que esto vaya por delante. Parece que como primeros objetivos nadie puede estar en contra y querer ver detrás de ellos ningún tipo de conspiración extraña».

[16] La bibliografía concerniente a sistemas (de poder) y servidumbres podría conformar cadenas enteras de montañas. Allí se encontraría a Marx y Karl Popper, Ettien de la Boétie, Hobbes, Rousseau, ensayos filosóficos e históricos, económicos y políticos, de izquierda, centro y derecha, libros marxistas y libros liberales, religiosos y ateos, científicos y anticientíficos... Escritos y no escritos.

Mirad estas palabras de Herman Hesse, el misántropo más filantrópico que se ha dado en la historia de la literatura contemporánea:

 
El ser humano singular, único con sus herencias y posibilidades, sus cualidades e inclinaciones, es un ser frágil y delicado, que puede necesitar un defensor. Y del mismo modo que todas las grandes fuerzas están en contra suya —el Estado, la escuela, las Iglesias, las colectividades de todo tipo, los patriotas, los ortodoxos y católicos de todos los campos, sin olvidar los comunistas o fascistas—, yo, y mis libros, hemos tenido siempre a todas estas fuerzas en contra y hemos sufrido sus métodos de lucha, los correctos y los brutales y ruines. He podido constatar mil veces lo amenazado, indefenso y perseguido que está en el mundo el individuo, el independiente, y la necesidad que tiene de protección, aliento y amor. Pero al mismo tiempo he comprendido, a través de mis experiencias, que en todos los campos y en todas las comunidades, desde las cristianas hasta las comunistas y fascistas, existen muchos que a pesar de las ventajas y comodidades, no se conforman con integrarse y sufren bajo la ortodoxia. Y así, se enfrentan al rechazo y a los ataques masivos de las colectividades miles de preguntas y confesiones más o menos desconcertadas de individuos a los que mis libros (y naturalmente no sólo los míos) dan algo de calor, alivio y consuelo. Pero los individuos no siempre se sienten fortalecidos y animados, sino a menudo seducidos y confundidos, porque están acostumbrados al lenguaje de las Iglesias y los Estados, al lenguaje de las ortodoxias, de los catecismos, de los programas, a un lenguaje que no conoce la duda y que no espera ni tolera otra respuesta que la de la fe y la obediencia.

 

Algunos otros sitios web visitados, todos recuperados

en los primeros días de julio de 2025


1: [El País](https://www.elpais.com.co/mundo/el-2025-recibe-un-mundo-en-guerra-hay-56-conflictos-y-guerras-activas-0449.html)

2: [La Nación](https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/guerra-entre-israel-e-iran-en-vivo-ultimas-noticias-del-conflicto-hoy-nid27062025/)
3: [20 Minutos](https://www.20minutos.es/tecnologia/actualidad/experto-drones-asegura-rusia-usa-tecnologia-origen-irani-en-ucrania-5725620/)
4: [MSN](https://www.msn.com/es-es/noticias/internacional/ucrania-afirma-haber-detenido-el-avance-ruso-en-la-regi%C3%B3n-de-sumy/ar-AA1HwIGs)
5: [MSN](https://www.msn.com/es-mx/dinero/noticias/por-qu%C3%A9-china-seguir%C3%A1-dominando-el-mercado-de-las-tierras-raras-los-pr%C3%B3ximos-a%C3%B1os/ar-AA1GU7Mx)
6: [El Mundo](https://www.elmundo.es/economia/2025/06/24/6859869dfc6c8377508b45b7.html)
7: [MSN](https://www.msn.com/es-es/noticias/internacional/guerra-ucrania-rusia-en-directo-trump-planea-enviar-misiles-patriot-a-zelenski-mientras-putin-aleja-la-idea-del-alto-el-fuego/ar-AA1HAvaE)
8: [Investing](https://mx.investing.com/news/world-news/otan-acuerda-aumentar-meta-de-gasto-y-reafirma-compromiso-de-defensa-comun-3188151)
9: [Infobae](https://www.infobae.com/america/mundo/2025/06/25/que-implica-el-nuevo-objetivo-de-la-otan-de-aumentar-al-5-el-gasto-en-cuestiones-de-defensa/)
10: [Investing](https://es.investing.com/news/world-news/la-otan-acuerda-aumentar-el-objetivo-de-gasto-y-respalda-la-defensa-comun-3193429)
11: [Euronews](https://es.euronews.com/my-europe/2025/06/25/el-gasto-en-defensa-del-5-del-pib-y-otras-claves-de-la-cumbre-de-la-otan)