Ahora dejo a un lado, a la derecha de esta entrada, otro retacillo literario. Para no decir que abandoné este espacio. Se trata de unas cuantas ciudades imaginarias.
Como hace poco viajé a Bélgica, me acordé de este escrito que ahora cuelgo aquí. Bélgica es una gran urbanización muy cuidada implantada en un gran parque. Me gustó Bruselas y me atrajo algo subyacente en el estilo de vida de Amberes, donde pude fumar un purito en el interior de una cervecería. Ese nacionalismo de juguete, con los valones por un lado y los flamencos por otro (queda como algo exiguo e ignorado el rincón germano) me suscitó cierto interés. Incorporaré más adelante alguna foto o vídeo de ese viaje, que me sirvió de alivio al espíritu. ¡Lo haré ahora! Y tal vez haga algún comentario más.
Estas plantitas en un hermoso rincón gótico de Amberes causaron mi admiración y quiero reproducir un arriate semejante en mi pequeño jardín; por humedad que no falte.
Espero que esta sensación de oquedad en mi mente no sea definitiva, que finalmente supere lo que sin duda, y a mi manera, me ha dejado un vacío irremediable, una sima genética o biográfica. De otra manera, esta estulticia de estos días... espero que no se trate de una especie de... ¿Alzheimer se llamaba?
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