Carta a un amigo
En la
fatídica fecha del 24 de febrero de 2022 en que Rusia emprende un ataque contra
Ucrania
Querido R…, no me dices nada de P…, de lo cual deduzco que todo va muy bien. Seguro que tendrá tu apoyo total y esas vértebras lumbares quedarán perfectamente reconstituidas.
A nuestra edad, con lo vivido y lo estudiado, comprendemos que tenemos que
seguir adelante con la vida, como decía mi padre, intentando ver la realidad
más terrible, la catástrofe humana, con la mirada fría de un observador. ¡De un
reportero! Pero ahora mismo mi mente está en Ucrania, en Rusia, en el intento
por adivinar un pronóstico lo más benigno posible. Ayer estuve hasta las 3:30
de la mañana oyendo y viendo la evolución de los acontecimientos. Escuché un
discurso de Putin de más de una hora donde explica sus «razones» para desatar
su furia. Su mentalidad es rudimentaria y atroz, pertenece a un paradigma que
sólo pervive en autócratas desfasados, maníacos. Al prestar atención a sus
palabras y penetrar los recovecos de su mente enferma, de límites abismales,
uno comprende que es por completo imposible el acuerdo razonable, hacerle
comprender ninguna cosa que apele a la verdadera naturaleza de lo humano;
monolito de plomo, ni una brizna de musgo puede prosperar en la superficie de
su obsesiva maquinación, su voluntad pervertida que embiste y se enemista
contra toda sensibilidad. Personas únicas que arrastran consigo a toda la
humanidad. Un nuevo y anacrónico Hitler o Stalin. Habría que matarlo en primera
instancia. Detrás de él existe todo un constructo ideológico que se concreta en
la figura de AleksandrDugin. Al leer las líneas maestras de su pensamiento me doy cuenta de que
casan perfectamente con el discurso de Putin. Son antidemócratas,
antiliberales, antimodernos. Occidente y Estados Unidos son el mal. La
democracia, la defensa del individuo y su soberana libertad o los derechos
humanos son excrecencias occidentales. Creen que la civilización de «los
blancos» —frente a los «amarillos, los negros o ellos mismos, eslavos
no del todo blancos»— es una civilización corrupta e inmoral, donde la
homosexualidad prospera y se niega cualquier tipo de trascendencia. Más allá
del plano moral, aspiran al dominio mundial de una nueva civilización, un
puerco imperio, un renovado continente «euroasiático» capitaneado por Rusia. Mediante
la muerte, la muerte, la muerte y la muerte, hasta el exterminio de quienes
ellos consideran fascistooccidentales —frente a su explícito «fascismo
verdadero»—, aquellos que, según Aleksandr Dugin, detentan el poder y manejan
los hilos, se propone el supravillano comenzar a forjar manu militari la
reconstrucción de la geografía política que había sido consolidada por la Unión
Soviética. Y después, seguir adelante con su proyecto de una Eurasia que abarque
desde Taiwán hasta la isla de Jersey.
Recuperada en: https://www.vanitatis.elconfidencial.com/celebrities/2022-02-24/putin-rusia-guerra-ucrania-amantes-hijas-misterio_3362094/ |
En fin, tenemos que despejar la mente
y seguir con lo nuestro. Es la única opción. En mi caso, una mínima
inestabilidad del mercado que no me permitiera adquirir todos los adminículos
de los que dependo (sondas para extraer la orina, medicamentos) me convertirían
en altamente vulnerable. El primero de la fila para caer. Pero me preocupan más
mis hijos y toda la gente, las vidas humanas que ahora mismo ya están
sufriendo, están muriendo por los bombardeos rusos en Ucrania. Y al decir
«rusos», queremos decir de su despótico dirigente, quien desbarata la libertad de
cada uno de los individuos de Rusia, sus aspiraciones, su ineluctable inocencia
—porque no debemos olvidar que «los rusos quieren a sus hijos también»—.
No vale decir «¡es increíble, otra guerra en Europa a estas alturas!». Pues sí, esto está claro. Resulta pueril, estúpido e ineficaz este mero asombro de cotorra. Insisto, la cia o un servicio secreto europeo o el Mossad, no importa, Occidente debería cometer un único infalible asesinato, matar a la bestia para salvar el mundo, aliviándolo, y seguir haciendo posible el progreso de la humanidad hasta la escalada del último eslabón evolutivo de nuestra cultura: la Ética.
Observadores del mundo y sus
acontecimientos, eso que junto con las matemáticas —en nuestro caso sería junto
con la Literatura— salvó del suicidio a Bertrand Russell durante su temprana
juventud, aspiramos sin ningún romanticismo a que la Tierra termine siendo un
lugar amistoso para todos los hombres. Un pastizal para la felicidad. Implicarnos
emocionalmente hasta el grado de sufrir en el otro, la inservible transferencia
del dolor, supondría un enorme error, una falta imperdonable y una transgresión
del principio de pensar. Pensar: la única grandeza del ser. Aun inmerso en este
dolor palpable que se ha hospedado en mi cuerpo medularmente malherido, suplanto
la terrible hostilidad contra el placer por una abstracción propositiva. Sobrevolar
la propia corporeidad es exigencia para súper vivir. Sólo bajo ese estado de
analgesia mediante la sublimación, será posible entonces aportar el grano de
arena para ayudar a que la memoria de la humanidad sepa recolectar el fruto
glorioso de la existencia; seguir creyendo en nosotros como entidades de un
difuso espiritualismo de la materia. La fe despojada de las garras de espurias
creencias, esperanzas de una eternidad inconcebible, infinitud bastarda, absurdo
promovido, transgresión de las leyes de la naturaleza, la pura impostación de
clérigos chiflados, cuyo único propósito es nuestra esclavitud.
Recuerada en: https://wyss.harvard.edu/news/saving-the-planet-with-robots-microbes-and-nanotechnology/ |
No sabes la alegría que me das por haberte gustado la reseña que hice de tu
libro.
Un fraternal y nada inválido abrazo
H
p. d. Te diré que la respuesta de periodistas y medios para intentar hacer
visible Colapsoy furor es verdaderamente decepcionante. Ni siquiera te responden a
los correos. Yo no tengo la energía como para derrocharla. Así que debo
centrarme en el nuevo proyecto literario, muy ambicioso, de título
provisional Memorias europeas, que me llevará dos o tres años de
lecturas y estudio y escritura. Entre tanto, como tengo acumulada obra, iré
publicando año tras año con mi valedor Nacho, el director de la meritoria Sapere
Aude, quien, lleno de gentileza, siempre insiste en que cualquier cosa que
ponga en sus manos me la va a publicar. Cuanta literatura soy capaz de exudar,
me asegura, es muy buena y la calidad a la fuerza se acabará abriendo camino.
Yo no lo creo en absoluto, no es verdad ni una cosa ni la otra. Pero bueno,
sigo así. Además, mi estado físico me hace pensar que tal vez mi vida tenga una
caducidad muy a la vista.
De deliciosa lectura, una forma diferente de ver la Historia |
Perdona por todo este rollo.
Más abrazos
H
No hay comentarios:
Publicar un comentario