lunes, 14 de noviembre de 2011

Se publica El hombre diminuto




Para Camilo Pedro, el protagonista de la novela, habría sido mucho más sencillo ver cumplidos sus sueños de burgués acomodado, haberse casado con Margarita y terminar siendo profesor de Geología en la Universidad Complutense de Madrid. Pero el destino le tiene reservada otra existencia. Su director de tesis, el profesor Garrido, lo embarca, junto a dos compañeros más, Gregorio y Bobby, en un proyecto para buscar petróleo en la isla de Serolf al servicio de una asociación entre las petroleras Brip y Repansa, británica y española respectivamente. Las aventuras objetivas y subjetivas dentro de la isla irán transformando a los personajes, inmersos en un mundo plagado de misterios.La novela que el lector tiene entre sus manos, escrita con un gran dominio estilístico y una prosa por momentos hipnótica, con brotes de un inesperado sentido del humor, permite hacer varias lecturas: se puede leer como novela de entretenimiento y aventuras, con una estructura clásica; entre líneas hay una amarga crítica sobre la civilización y el progreso; es también una novela psicológica, incluso psiquiátrica, y de antropología-ficción.Esta fábula sobre la prístina pureza de la naturaleza, pero también sobre su ausencia de moral, y sobre la voluntad de poder inserta en el hombre, podría desarrollarse en un grueso volumen, pero el autor ha escogido el camino de lo conciso y el lector, mientras se adentra en su lectura, agradece la potencia de sugestión de una novela concentrada que no flaquea por ello en detalles, sensibilidad y fuerza narrativa.



ISBN: 978-84-15172-88-8Primera edición: Noviembre de 2011Medidas: (140 x 216) / 202 páginasEditorial: Bohodón EdicionesGénero: NovelaIdioma: EspañolFormatos:Edición Clásica P.V.P. 16.00 euros

domingo, 13 de noviembre de 2011

Guz está maltrecho de gastroenteritis. Con lo activo que es, anda todo el día tirado en el sofá, durmiendo, protestando quejicosamente de su barriga. Su capacidad de recuperación es como la de un animal y seguro que mañana estará mejor, de hecho, esta noche no ha tenido la fiebre de ayer. Para acompañarlo un rato le he puesto en una pantalla grande (el "cine hippie") un documental sobre la vida animal en la Tierra antes de la aparición de los dinosaurios. Los cambios del planeta vistos en un espacio de una hora resultan completamente inasumibles. Pero en el transcurso de ese descomunal reloj geológico, uno se empequeñece como ante la contemplación de las estrellas o la explicación del Universo y comprende que el paso del tiempo no atiende a criterios éticos, como tampoco lo hace la feroz supervivencia de las especies. Así que haber nacido hombre y en esta época, es con toda seguridad el mejor lance de fortuna que jamás nadie ha podido soñar. Si sumamos el número de los seres vivos muertos en el intento de sobrevivir, sufrientes, devorados, muertos de hambre, sujetos a cataclismos, siempre malogrados, seguramente no nos valga ese símbolo que es como un churro tumbado (∞): infinito. Así que uno mira sus veleidades con sorna, coloca entre las orejas una sonrisilla irónica ante la vida, sonríe porque no solo sobrevive sino que además percibe una extraña sensación de felicidad ante el milagro de estar vivo; nuestro afán de gloria de diluye. Nuestras preocupaciones porque la economía se derrumba (y de nuestra propia empresa de mierda) toman una proporción enana, en realidad inexistente. Somos una mota de polvo, pero hay algo extraño en ser una mota de polvo consciente. Algo lleno de misterio.
Ayer leí un pequeño ensayo escrito por Juan José Gutiérrez Álvarez, profesor de Antropología en California State University, en Monterrey, titulado De todo lo visible y lo invisible: misterios, percepciones y contradicciones del mundo de las drogas en Estados Unidos. Una sana reflexión sobre un tema muy insano. Se dan datos, se repasa la historia de la "Guerra contra las drogas" en EE UU y se apunta a que de esa manera la cosa no ha funcionado, no funciona y no funcionará; no se acabará con un mercado que, tal y como se apunta en el ensayito, mueve más dinero que el turismo, y está casi al nivel del negocio del petróleo en lo que respecta a su volumen de mercado. Se trata en este escrito igualemnte de la percepción social en EE UU sobre el asunto, y de la escandalosa estadística de consumo en el país norteamericano. Un desatino. Y le comento a Juan José que no se pierda el prólogo de El almuerzo desnudo de William S. Burroughs, porque el autor de Missouri no podría estar más de acuerdo con las propuestas de este ensayo, mutatis mutandis, ya que hoy se conoce más y el escenario de las drogas ha cambiado mucho. Pongo en la columna de la derecha, dentro de "retacillos literarios" esa ineludible introducción de Burroughs.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Oración utópica a Grecia

Imagen tomada de http://www.themosaicmaker.com/europa.htm.

Me atrajo la idea de una Europa escuálida y en medio de un océano proceloso a punto de engullirla, a lomos del toro que la rescata (aunque sea con la única finalidad de yacer después con ella).



Papandreu desborda a los sofistas,
Epicuro no quiere dar su opinión
dado el estado lamentable del Jardín
y el SPA (Sócrates, Platón y Aristóteles)
renuncia a competir con troikas y las siglas
de la globalización (FMI, BCE y SUPUTAMADRE).
Demócrito se muestra renuente ante genomas y otras aprendedurías de brujo.
A quien debemos todo (y dicen que ellos deben, es de coña),
donde nació la verdadera luz,
el camastro donde Zeus encarnado en toro violó a Merkel-Sarkozy,
tú que nos diste el pensamiento, repiénsanos ahora,
destruye a la diosa Monedúnica,
rompe las reglas, islandiza,
preña el vientre de esta Crisis de goma
con tus hijos de hierro y de madera,
y presenta el regalo en Occcidente;
aquí en Iberia te regalamos Rosas como entrada,
expedito está el camino a tus huestes
cargadas de vino, aceite y terracota;
que las ruinas de la Acrópolis nos invadan
y el mundo retroceda dosmil quinientos años.