jueves, 1 de diciembre de 2016

Muere Fidel Castro, ¡viva Franco (ggrrrr)!


Acaba de morir Fidel Castro. 25 de noviembre de 2016. Con toda probabilidad lo ha hecho vestido con su chaqueta deportiva de la marca Adidas, uno de cuyos dos hermanos fundadores, Rudi, perteneció al partido Nacionalsocialista y combatió en la segunda guerra mundial con Hitler. Es probable que fuera su propio hermano Adi (Adolf) Dassler quien lo denunció. El nombre de Adidas proviene de la fusión del nombre diminutivo de este último más la primera sílaba de su apellido —Adi+Das—.


Cuando Francisco Franco murió, 20 de noviembe de 1975, Fidel Castro decretó varios días de duelo en Cuba.
Una corriente subterránea parece unir a los tiranos, confraternizados por una ruin simpatía. O mueren en el tiempo —nunca suficientemente a tiempo— en que sus revoluciones todavía se encuentran en proceso de fraguado, o existe el riesgo de que consumen sus proyectos, se perpetúen y acaben siendo aceptados por el resto de potencias, incluso las más democráticas. Miles de personas, dirigentes de otros países, el propio rey emérito de España, delegaciones democráticas asisten a las exequias del sátrapa cubano.
Mussolini se desnortó cuando llegaron las noticias de la rendición alemana, quiso huir con su amante Clara Petacci, pero su convoy fue interceptado y lo capturaron junto con algunos acompañantes. Un grupo de partisanos los "ajusticiaron" mediante el fusilamiento. Trasladados sus cadáveres a Milán, fueron colgados en alto y boca abajo junto con otros tres fascistas que trataban de huir con ellos. En la misma gasolinera donde penduleaban como conejos en una carnicería entre las masas enardecidas, tiempo atrás habían estado colgados decenas de partisanos. Dos días más tarde, Hitler y también su amante Eva Braun se suicidaban en un búnker de Berlín. Para no fallar, primero tomaron cianuro y luego se dispararon un poquito hasta matarse.
Estoy seguro de que, de haber ganado la guerra el Eje, tanto Mussolini como Hitler habrían terminado por "naturalizar" sendos Estados. Aunque quién sabe, dada el ansia imperialista del Führer, si éste estaba dispuesto a proseguir su protervia hasta límites tan imposibles que más tarde o más temprano no hubiera tenido más remedio que ser vencido y ajusticiado por unos o por otros.
Pero ahí está, sin orden cronológico ni pretensiones de exhaustividad, la lista de tiranos con tendencia a perpetuarse con la aquiescencia final del resto de potencias: Iósif Stalin, con al menos tantos millones de muertos sobre sus espaldas como Hitler y una vesania de dimensiones también mitológicas, Augusto Pinochet, Gadafi, Hosni Mubarak, Mao Zedung, Sadam Hussein, Bashar Al Assad, Chávez-Maduro (de forma al menos discutida), Fidel Castro, Franco, Videla, Salazar… Unos peores que otros, sin ninguna intención de compararlos, lo que sí parece es que se cumple con mayor o menor rigor nuestra premisa de que el tiempo pareció darles carta de naturaleza frente al resto de naciones. Algunos hasta morir en la camita, a otros no tanto, incluso muertos de forma violenta en manos de opositores después de alguna que otra década. Da la impresión al menos de que aquellos dictadores que conseguían su propósito de perpetuidad y no eran muertos al calor de sus desmanes revolucionarios, finalmente terminaban por contar con una difusa aprobación de la comunidad internacional, no así de instituciones libres como Amnistía Internacional o incluso la Organización de Naciones Unidas.
Imagen tomada de https://www.quora.com/Who-was-worse-and-why-Hitler-or-Churchill-or-Stalin

Pero esta entrada en el blog, que me surge pergeñar al calor de la muerte de Fidel Castro, tiene el propósito de divulgar algunos hechos casi anecdóticos y no muy conocidos sobre Francisco Franco —entre gallegos va la cosa—, quien, tras haber intentado dar un golpe de estado devenido en guerra civil, terminó por gobernar España de manera bastante cómoda en lo que a las presiones internacionales se refiere durante más de 35 años. Hechos pseudoanecdóticos con los que sólo tengo el propósito de apostillar la mediocridad intelectual del dictador. Creo que esa mediocridad intelectual es otro de los rasgos que unen a la mayor parte de los dictadores. No en vano, la intelectualidad suele haberlos incordiado notablemente, hasta el punto de querer exterminarla, o domesticarla.
Se sabe que Franco contaba con ciertas aptitudes, como su habilidad militar, su arrojo en la guerra de África, entre la valentía e incluso la temeridad, y su astucia para haber ido abriéndose hueco en el levantamiento militar de 1936 hasta lograr colocarse por encima de cualquier otro como el más apropiado Jefe de Estado, en primer término, en las partes de la península donde había ido triunfando el bando nacional(-ista) y en última instancia en el conjunto del país una vez ganada la guerra en 1939.
Incluso entre sus correligionarios y algunos considerados como amigos se decía de él que carecía por completo de cultura económica, que nunca mantenía un diálogo con nadie sino que solamente vertía discursos políticos de carácter cerrado, argumentos dogmáticos y creencias personales. Su primo y amigo Francisco Franco Salgado-Araujo definía el tipo de relación verbal con el Caudillo como un monólogo cargado de diatribas y órdenes, y un repiqueteo constante sobre la conjura internacional de masones y comunistas contra España. Además de su incultura económica, pese a una falsa propaganda sobre su inteligencia y sobre su cultura, falsas facultades intelectuales de Franco propaladas incluso por importantes historiadores como Luis Suárez Fernández, según parece también adolecía de una preocupante falta de cultura en general y de una completa ignorancia en asuntos científicos. Es consabido y muy notorio su sesgo paranoide, entre lo religioso y lo supersticioso, que lo llevaba a creerse una suerte de enviado de Dios para llevar a cabo su "cruzada" contra el desvío moral al que estaba abocada la patria regida por los gobiernos democráticos de la República; la parte más conservadora del Ejército nunca estuvo en absoluto cómoda desde su proclamación el 14 de abril de 1931, pero el acceso al poder del denominado Frente Popular en el 36, que incluía el cumplimiento de una serie de medidas ya previamente trazadas en las Cortes, medidas como la implantación definitiva de la reforma agraria, la laicificación del país y la consiguiente pérdida de poder de la Iglesia católica, el intento de control político sobre el Ejército, etc., y también las revueltas sociales, el acoso popular a estamentos religiosos, incluso con el asesinato de algunos sacerdotes y monjas, la quema de conventos, el clima social enfebrecido, la impotencia de los políticos por atajar cuanto antes la situación de desorden, y el argumento clave esgrimido para justificar la intervención militar sobre la hipótesis de una remotísima posibilidad de estalinización de España, terminaron de soliviantar a las fuerzas antirrepublicanas y ofrecer una justificación para la sublevación.
Todavía en el primer año de la guerra civil, en 1936, un indio alquimista [sic] que se hacía llamar Sarvapoldi Hammaralt,[1] se le presentó a Franco en Salamanca con la promesa de poder fabricar cantidades ingentes de oro con las que podría costear, para empezar, la guerra, y convertir después a España en una superpotencia económica. Según parece, puso el dictador a su disposición un laboratorio en Salamanca, y todos los medios posibles a su disposición. Este indio, como buen taumaturgo, un buen día desapareció. La alquimia como pseudociencia, con la que llegó a jugar incluso el bueno de Paracelso en el s. XVI, había sido proscrita, rechazada o simplemente descartada desde los tiempos de la Ilustración en el XVIII, movimiento cultural y cambio de paradigma de una nueva Era que tanto y tan abarcadoramente aborrecía Franco. Claro.
Miniatura del siglo XVII
Hay una segunda anécdota que habla del grado de simplicidad mental de Franco. Y de su mujer Carmen Polo, pues ambos fueron embaucados. La guerra había terminado, y en 1940 se presentó ante el Caudillo un austríaco que se proclamaba admirador acérrimo de Francisco Franco, Albert Elder von Filek. Su habilidad era transformar el agua, ciertos fermentos vegetales y un 5% de un ingrediente que guardaba en secreto como la fórmula de la Coca-Cola en un carburante sintético muchísimo mejor que el refinado del petróleo. Carmen Polo había viajado en un coche movido con este carburante, según le aseguraba el chófer de Franco, así que su esposa le aseguraba haberlo visto con sus propios ojos. No podía ser mentira. Sus estafadores también explicaban al dictador que muchos de los camiones que traían el pescado del norte movían sus bielas por la combustión de este supercarburante. Von Filek aseguraba haber sido torturado en Austria para soltar su fórmula y haberse resistido a hacerlo en su totalidad, confesando únicamente los componentes del agua y las lechugas, pero nunca ese arcano 5%. También decía haber sido maltratado por los rojos en Madrid. Ahora todo su amor, y su fórmula mágica, estaba destinado al Caudillo. Éste contaba a José Félix de Lequerica, futuro ministro filonazi de Exteriores, que el químico austríaco le profesaba a él tal admiración que le ofrecía producir gratis todos los millones de barriles que fuera menester, y al hacerlo rechazaba ofertas jugosísimas de las petroleras más potentes del mundo. Se publicó en el Boletín Oficial del Estado una oferta de concurso para aquellas empresas dispuestas a implantar la estructura industrial necesaria para su producción. 

Franco dio algún discurso prometiendo al pueblo un futuro de prosperidad basado en la exportación masiva de este aliño combustible.
Filtró la información a la prensa, que no tardó en publicar noticias al respecto.











Primero había sido el oro del alquimista indio de la India, en quien probablemente vio el dictador la reencarnación de un mago medieval, y después un químico estafador. Y muy arriesgado. Von Filek y el chófer terminaron encarcelados. Se corrió un tupido velo y se censuró cualquier posible noticia al respecto del timo. No podían arriesgarse a que el dirigente visionario de más de 25 millones de habitantes quedara en pañales frente a sus súbditos.  

Al margen de farragosos corpus historiográficos, hay una lectura de carácter casi diríamos que hogareña, un argumento visceral y muy familiar que a mí siempre me ha parecido expresivo de una persona con algún tipo de retraso mental, por parcial o fragmentario que éste fuera; y es cuando filman al Generalísimo junto a su mujer Carmen Polo sentada en un sillón de algún salón de su vivienda y a la hija, Carmencita, en el regazo de su madre, impelida a declarar su cariño hacia los niños alemanes, según un discurso torpemente aprendido. No hay que pensar mucho en cuáles eran sus intereses cuando se grabó este vídeo propagandístico en 1937. 

La señal que me hace reparar sobre algún tipo de retardo psicológico es cuando el papá comienza a silabear como un ventrílocuo con gastritis el discurso que pretendían hacer pasar por declaración espontánea de la niña. Esto me parece muy ridículo, si no fuera algo peor, ya que en los campos, ciudades y pueblos españoles se estaba celebrando al mismo tiempo una carnicería fratricida.

lunes, 3 de octubre de 2016

Planeta condenado: episodio primero

PLANETA CONDENADO: EPISODIO PRIMERO


Marle Bata no es demasiado conocido. Me refiero a no demasiado conocido en ningún lugar del mundo; ni en Estados Unidos, ni en Alemania ni en el Reino Unido ni en Argentina. No sale por la tele, ni publica libros ni es nadie en realidad. No es un político ni un banquero ni siquiera tiene una pequeña tienda. Sin embargo, entre los suyos tiene fama de buen hombre, colaborativo con cuantos conoce en su pueblo y hasta con quienes no conoce, como con el vecino adolescente de una aldea algo alejada, a quien había rescatado del río cuando estaba a punto de ahogarse.

—Pero, muchacho, ¿para qué te metes a pescar en esta poza si no sabes nadar? Yo sé nadar muy bien, porque aprendí de pequeñito, pero tú… ¡Anda, corre vete a casa!, y no se lo digas a tus padres si no quieres. Yo no diré nada a nadie. 

Marle estudió, hace ya muchos años, hasta la secundaria en una escuela próxima, pero las ocupaciones de la estricta supervivencia, después de haber contraído nupcias con Nureya y haber tenido tres hijos, lo obligaron a abandonar los estudios y su idea de irse a la capital para estudiar Medicina: su sueño. Era un tipo bien parecido, robusto, cariñoso con sus tres hijos. Sobre todo, se le desgastaban los labios de darle tantos besos a la pequeña Fatinya, que había nacido hacía apenas un año y medio. No solamente en el pueblo sino en toda la región, en todo el país, comenzaron a encadenar una sequía tras otra. Las cosechas de mijo, la huerta y hasta el ganado, cualquier cosa que produjera alimento en el campo poco a poco se fue echando a perder. Las reses, después de haber intentado comerse las últimas hojas de alguna acacia, se encontraban tan famélicas que parecían momias de vaca y caían desplomadas al suelo como estructuras de piel y hueso a las que un espíritu invisible hubiera golpeado mortíferamente en la testuz. 

Marle Bata se lo planteó de verdad a la muy guapa Nureya: 

—Tengo que intentarlo, amor: tenemos —remarcaba el plural de la primera persona— tenemos que intentarlo. Muy poco podemos perder. Esto no da para más y he hablado con Purkjo y me ha dicho que no es tan difícil llegar hasta Italia o España; que son pocos kilómetros de travesía por un mar casi siempre tranquilo y que una vez allí, plantados los pies, puedes encontrar trabajo y que te empiece a ir bien en unos meses. Quizá en un año y medio yo podría venir por vosotros, ya con dinero, irnos otra vez juntos y empezar una nueva vida allí. Imagínate. Me quiero ir por adelantado con Arno. Escolarizarlo allí donde lleguemos. Déjame marchar, Nureya. Volveré por vosotros pronto. 

Nureya se abrazó a él. Le dio un beso en el cuello. Se le quedó mirando a los ojos. Habría sido imposible determinar cuál de los cuatro ojos que quemaban el aire entre medias y ataban las entrañas de los esposos con una soga de amor y dependencia invisible, cuáles de los dos ojos de cada uno brillaban más. Parecían oscuros espejos de agua, las lágrimas contenidas.

—¿Y Arno se iría contigo? Sólo tiene seis años.

Se dieron dos días con sus noches para pensarlo. La última noche, de madrugada, Nureya salió de la casa, una humilde y digna construcción de barro sin más puertas que unas cortinas de colores, gruesas, probablemente de lana. Vivían al final del pueblo. Se alejó unos metros de la vivienda donde dormían su marido y sus hijos, al mismo tiempo que miraba atrás girando la cabeza cada poco, como si temiera que cada paso hiciera desaparecer la cabaña y a su familia. Se apoyó con un hombro en el tronco de un árbol raquítico y pareció olvidarse del hogar cuando sus ojos, acuosos todo el tiempo en los últimos días, se concentraron en las estrellas del infinito y el perfil un poco más oscuro de unas colinas distantes.

En cuanto a los términos en los que Purkjo le había ofrecido a Marle la oportunidad de poder ir a Europa, la historia es como sigue: 
Desde hacía años que Marle y algún compañero suyo se acercaban hasta la ciudad más próxima, a veces incluso hasta la capital del país, vendían cuanto podían de su producción, algunos productos de artesanía, algunos aperos muy rústicos, cestas de caña, etcétera. Compraban algo de sal y regresaban al pueblo. De esta forma había logrado ahorrar durante muchos años con la esperanza de poder matricularse en la carrera de Medicina. Todos esos ahorros irían ahora al bolsillo de Purkjo:

—Dame el dinero a mí y yo le pago a quien se encargará de vuestro viaje hasta Europa. Es un precio especial que me hace porque es un poco amigo; amigo de un sobrino. No vale que se lo des tú.

En la despedida de su mujer, la hermosa Nureya, Marle procuró con poco éxito que pareciera una brevísima e insignificante separación, un "hasta pronto". Su optimismo no conocía ningún horizonte y se lo contagiaba a su esposa e incluso a los dos pequeños varoncillos. Arno, como todos los muchachos del pueblo, madurado forzosamente por una supervivencia inclemente, portaba su propia bolsa con algunos enseres y algo de ropa vieja. "Llevad muy poco equipaje, más bien casi nada" —les recomendó sobre la marcha Purkjo—.

El chico miró hacia arriba la cara de su padre, en busca de una respuesta con autoridad. Marle y su conocido, más que amigo, Purkjo, intercambiaron un par de frases, después de las cuales el padre le ordenó a Arno que arrojara el petate al suelo. Se alejaron antes del amanecer. 

Duros días de caminata y trayectos intermitentes en autobuses ruinosos terminaron conduciéndolos hasta un punto indeterminado de la costa argelina. No desde muy lejos ya, Marle divisó un grupo enorme de personas. Hombres, mujeres, mujeres con niños, jóvenes, y alguien con aspecto de jefe. Jefe de alguna estructura que en ese momento Marle sería incapaz de determinar; pero que daba voces a unos y a otros. Parecía estar explicando cómo se manejaba aquella embarcación de color gris oscuro, o negra. Casi con toda seguridad era el dueño de la embarcación, una especie de zodiac gigantesca. Era dueño de una embarcación en la que no navegaría. Purkjo se acercó a aquel tipo. A juzgar por su aspecto se trataba de un argelino, aunque demasiado alto, con la cara repleta de cráteres. Purkjo era en verdad un pueblerino. No parecía saber mucho, y con actitud sumisa le extendió a aquel "jefe de algo" todo el dinero que llevaba en el bolsillo atado con una cordezuela. Acto seguido, el argelino contó billete a billete todo el fajo y le devolvió a su intermediario palurdo un par de billetes: su estipendio.

Marle empezó a imaginar cómo estaba en realidad sucediendo todo. Muy diferente a como lo había imaginado. Incluso sospechaba algo que había descartado por imposible, como era que toda aquella gente aglutinada en la playa fuera a viajar en esa única barcaza. Arno se aferraba a la mano de su padre. La mayor parte de la gente tiró sus bultos a la arena, para dejarlos por siempre abandonados bajo el sol (cosa absurda, ellos sentían que habían hecho algo mejor que los demás al haberse desecho, desde el principio del viaje, de la mayoría de su impedimenta). 

El motor fueraborda de la barcaza hinchable comenzó a bufar, o a emitir pedorretas de una hélice impotente para mover toda aquella mole oscura tambaleándose en la masa de agua salada; una lona oscura, inflamada, perlada por el agua que le llegaba hasta la parte más alta de sus flotadores, a punto de hundirse casi nada más emprender su partida.  

En las televisiones de los países europeos, de algunos de ellos al menos, casi como una pequeña nota informativa a pie de pantalla, y en España de manera muy fugaz, entre larguísimas horas de noticias sobre política interior, se dieron imágenes muy rápidas de una barca hinchable de grandes dimensiones, una embarcación náufraga, superpoblada por unos navegantes cuarteados por el sol, algunos hinchados, moribundos, con hipotermia, deshidratados, otros ya muertos. Algunos cadáveres flotaban en los alrededores o se hundían en el mar que más había aportado a la formación de Europa, el Mare Nostrum, el Mediterráneo. Marle flotaba cadáver, abotargado, los ojos secos estrellados contra el sol. Y demasiado lejos, a muchas millas, su hijo Arno se mecía entre el suave oleaje boca abajo, ya sin vida cuando lo habían arrojado por la borda para aligerar de peso la embarcación.


jueves, 15 de septiembre de 2016

Trump's New Amigo: articulo de Juan José Gutiérrez y comentario del bloguero


Interesante artículo  de mi cuñado, Juan José Gutiérrez, en la revista Social Justice, que reproduzco.
A continuación, mi comentario.


Posted on September 14, 2016 

Trump’s New Amigo


by Juan José Gutiérrez*
donald-trump_cut
Source: Twitter @NYC_Patch

A los tiranos no se les apacigua, a los tiranos se les enfrenta

Tyrants are not to be appeased, but confronted.Enrique Krauze, on the recent visit of Donald Trump to Mexico
The rather abrupt visit of Donald Trump to Mexico on the last day of August 2016 was as unwelcome and damaging as the Zika virus. The trip was made official in Mexico only the day before it happened—possibly to avoid thousands of protesters who would have made the job of the secret service and the Mexican security forces difficult to handle. Why did President Peña Nieto arrange for such an encounter?
Peña Nieto and Trump held a private conversation for about an hour and then walked into the big press hall of the Mexican presidential palace known as Los Pinos. News outlets in the US made little reference to the key message that Peña Nieto was trying to convey to both sides of the border: his conviction that the North American Free Trade Agreement (NAFTA) “has been good both to Mexico and the US.” Peña Nieto tried to lecture Trump on how Mexico is the most substantial economic partner to the US, and urged the two countries to continue working together to keep jobs within the NAFTA region. Peña Nieto’s position was a weak and subdued challenge to Trump’s rhetoric that jobs are being unfairly exported to Mexico. He agreed with Trump that it is time to revisit and modernize NAFTA in order to make North America a more prosperous region, suggesting that the border could be transformed into a more efficient, safe, and active asset under NAFTA.
It is painfully evident that Peña Nieto’s representations to Mr. Trump did not come even close to addressing the strain and suffering NAFTA has imposed to millions and millions of people from impoverished rural areas, many of whom have resorted to out-migration as the only alternative for survival. NAFTA created a colossal market of more than 450 million people. It is calculated that as a result of the new conditions in the agricultural sector in Mexico, approximately 15 million peasants have been forced out of their communities. Given that the new industrial jobs never materialized for the migrants in the cities, the last of the Mexican peasantry ended up leaving the country throughout the 1990s and 2000s. They resorted to the only logical alternative, which was traveling north, where there were plenty of agricultural jobs available for those willing to take meager salaries and long workdays. The outstanding ethnography by Seth Holmes, Fresh Fruit, Broken Bodies, comes to mind here: small village in Mexico, a long trek to Oregon, exhausting work and suffering.
In truth, however, the visit was irrelevant to the future of the bilateral relationship. Indeed, Trump clearly did not visit Mexico to learn or listen to what Peña Nieto (a loser) had to say. He was in Mexico to show that he, Donald J. Trump (a winner), can be presidential. And there he was, standing tall, side by side with a foreign leader. And although the American flag was conspicuously absent as a sign that Peña Nieto was putting up a symbolic fight, it was painfully evident that Trump was happily exploiting Peña Nieto as a presidential prop—whom he now refers to as mi amigo.
The only reason Trump accepted the invitation was to advance his political agenda, improve his presidential image, and show that he can cut a deal: How much of the wall will be paid for by Mexico? Can they pay in installments? With the sense of humor that Mexicans usually display when confronted with preposterous situations, they indicated their willingness to pay for the wall only if señor Donald builds it along the lines of the map Mexico proposed in 1847 when negotiating the treaty of Guadalupe Hidalgo that ended the Mexican-American war.
Mexico in 1847.  Source: University of Texas at Austin, Historical Atlas by William Shepherd (1911)
Mexico in 1847
Source: University of Texas at Austin, Historical Atlas by William Shepherd (1911)
Trump’s focus on the border has no rational foundation: Current data from the Pew Research Center and corroborated by other independent sources show that more Mexicans are now leaving the US each year than are entering it. At the same time, what makes the border such a big concern to Mexicans is the immense American drug market that provides weapons and billions of dollars in cash to Mexico’s drug lords, making cartels the most formidable enemy and the most critical threat to the viability of the Mexican state. To stop such unrestricted flow, what is needed is an integrated approach that conceptualizes the border not as a site of chaos and danger that can only be averted by building a big tall wall, but rather as an asset to further security and trade for both countries.
Instead, a misguided Peña Nieto insisted with Trump that Mexico and the US share the common risk of Central American immigrants traveling through Mexico and creating a humanitarian crisis. In this respect, the record of Peña Nieto’s administration has been one of systematic violation of the basic human rights of the immigrants traveling through Mexico, serving de facto as the Obama administration’s main instrument of immigration control and enforcement. We need to denounce the contradictions in Peña Nieto’s discourse, whereby on the one hand he cries foul about the indeed terrible conditions faced by Mexican immigrants, and on the other he allows the dehumanizing treatment of Central American migrants in Mexico.
Peña Nieto has been a mediocre politician, who for the most part has been busy covering up scandals related to the inexplicably sudden wealth of his wife, coupled with a lavish lifestyle commensurate with the worst days of political corruption in the 1970s and 1980s. The poor handling of this ill-conceived visit has only added to the deteriorating image of the Mexican president. With bleak economic prospects and mounting social issues waiting to be tackled by the administration, the visit has only generated constant criticism from both the right and the left, as well as the harshest public rebuttals by a long list of journalists and scholars that a sitting Mexican president has ever faced.
Overall, the visit was a remarkable showcase for Trump’s ignorance about international issues and for Peña Nieto’s incompetence in leading a nation. This is why people in the streets of Mexico City asked for the humane deportation of their unwelcome visitor:Trump, apologize, and take Peña Nieto back with you.
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* Dr. Juan-José Gutiérrez is a professor of Cultural Anthropology at California State University, Monterey Bay (CSUMB). He has been the director of the Institute for Mexican and Mexico US Studies and vice president of the International Oral History Association. Currently, he is a member of the International Board of the Oral History Journal and Director of the CSUMB Global Service Learning Program in Spain.
Juan-José Gutiérrez, “Trump’s New Amigo.” Social Justice blog, 09/14/2016. © Social Justice 2016
Recuperado en: en http://www.socialjusticejournal.org/




Estimado amigo, felicidades por el artículo, muy sugerente. Lo cierto es que resulta muy difícil hacer una lectura que no sea cómica o absurda de la visita de Trump a México y su aparición pública con Peña Nieto. A sabiendas de que no hay acción y menos aún aparición pública que los políticos no hagan por sacar algún rédito: ¿cuáles pueden ser los objetivos de uno y otro mandatario? La primera interpretación, a bote pronto, es pensar que el candidato con nombre de pato, Donald (y cuerpo de ganso) haya querido demostrar a su feligresía su inmediata capacidad de acariciar el lomo al perro al que pretende encerrar en la perrera al cabo de unos meses, sin que el animal ni siquiera le muestre ni medio colmillo; perfectamente domesticado.Y además, que le pague la construcción de la perrera. Desde el punto de vista de los intereses de Peña Nieto resulta todavía mucho más complicado explicárselos. Tal vez, como dices en el artículo, siga preocupado por escamotear corruptelas domésticas. La altura intelectual del actual presidente de la República Mexicana ya sabemos cuál es, la del gusano del maguey. Una vez más, la baza vuelve a ganarla el gringo. No hay más que ver el mapa con el que ilustras tu artículo (¿qué tipo de robo es ése?) —pero en fin, la historia da por consumadas sin número todo tipo de injusticias, incluyendo las provocadas por aquellos de quienes decimos "nuestros", aunque no lo sean—. O sea, desde mi punto de vista, lo que ha ejecutado Donald Trump es un acto sumo de soberbia, frente a un cándido, ingenuo por estúpido, Enriquito Peña Nieto. Trump ha infligido a la suave Peña, perdóneseme el tecnicismo, una sodomización pública y notoria frente a Estados Unidos, frente a México y frente a la comunidad internacional. Porque el riesgo de un presidente catastrófico en el país que se inserta entre México y Canadá no sería un problema simplemente nacional. De hecho, creo que se debería inventar, ahora sí, el sufragio Universal verdadero; por EE. UU. deberíamos votar los habitantes de todo el planeta, y hasta el gato de mi vecina. Únicamente discrepo, desde la absoluta afinidad contigo, en lo que respecta a Obama. No creo que su administración sea precisamente la responsable de un acuerdo tácito en el que México sirve de depuradora, filtro y trituradora de inocentes a su gran vecino del norte. Creo que la ciencia histórica situará a Obama en un lugar justo. No hay que dejar de lado que prácticamente ninguna de sus propuestas seriamente planteadas (medioambientales, energéticas, de justicia social, antiarmamentísticas, antibelicistas, etcétera) han sido sistemáticamente destruidas por cuartos y quintos poderes y bajo la presión republicana. Por lo poco que sé sobre presidentes norteamericanos, creo que es el primero y único que verdaderamente tiene una formación y una carrera política. No es un granjero multimillonario o un dueño de petroleras, ni siquiera un autodidacta, ayudante en una imprenta, como aquel padre de la patria inventor del pararrayos. 

Resultado de imagen de benjamin franklin


Y ya que me voy a la gloriosa etapa de la independencia de los Estados Unidos (no mexicanos) de los ingleses y por tanto a la época del Lincoln, me disculparé sobre mi larga respuesta arguyendo lo que un predicador de aquellos tiempos le espetó a un interlocutor que lo acusaba de ser demasiado prolífico: "podría escribir sermones más breves, pero una vez que empiezo a escribirlos me da pereza detenerme).

Este primer link es un documental que pone los pelos de punta, y sobre lo comentado en tu artículo y mi respuesta resultan especialmente reveladoras las palabras de los entrevistados entre el minuto 16.46 y 18.05: https://www.youtube.com/watch?v=1siX-O0LfU8

Este segundo pertenece al tráiler de una estupenda película, casi documental, que hay que ver: https://www.youtube.com/watch?v=GBBNmC2JWGU

Un abrazo desde la decepcionante Europa a la que de nuevo EE. UU. y Rusia vienen a hacer el trabajo sucio; esta vez, "limpiar" Siria, y no tardarán también en meterse en Afganistán, norte de Irak y donde haga falta, para que no nos molesten los refugiados y los inmigrantes. Puesto que eres antropólogo, te pregunto: ¿existe alguna glándula atrofiada en la raza humana, que siendo inherentemente un animal migratorio, cuando toma plaza de un terruño próspero se convierte en enemigo de quien intente moverse de su ciénaga (por cierto, más ciénaga desde que fue abandonada por quienes ahora les niegan el pan, el agua y la medicina)?

Otro abrazo ya a secas

H

sobre Obama, en mi blog: http://diariusinterruptus.blogspot.com.es/2014/12/que-dificil-es-cambiar-el-mundo.html



martes, 26 de enero de 2016



Amor sensible

 
Los bosques invernales
y todo cuanto intacto permanece
rezuma entre sus sombras,
de un lecho de hojarasca,
un aliento gélido, demasiado parecido
al de la muerte. Te nombra el recuerdo
y sé que nos amamos sin esquirlas
en la piel, un gaudeamus de labios
y caricias. Tu cuerpo y mi cuerpo,
tus manos y las mías,
los dedos de los pies, todo era lodo
resbaladizo y suave y dulce y nuestro.
Dos hiedras enlazadas
de densas, siempre verdes, hojas blandas.
Ni fibras ni membranas
quedaban relegadas al olvido.
Con los ojos quemábamos las sábanas
enardecidos por pétalos
de amor y aquella sensibilidad
—sin atisbar la sombra de su pérdida—
de la que éramos testigos sin palabras,
artífices del roce
u orfebres de la risa;
nuestro tacto de glorias ascendidas.
No la putrefacción
de este cadáver sediento de veneno.