martes, 26 de mayo de 2015

Del cepo de la nostalgia, Teo, amigo

Ya alguien afirmó que quién nos lo iba a decir: los grandes gozos de nuestro pasado se convertirían en las tribulaciones del presente. Vivir es ir cediendo. Debemos guardar una distancia muy respetuosa con nuestros recuerdos, pues acecha feroz el cepo de la nostalgia; ahora más que nunca.

Querétaro, México, allá por el año 2012. Magnifico clima, pequeño paréntesis a media mañana de un día laborable cualquiera: en la zona de Jardines de la Hacienda, hacia el mediodía, dejo la primera oficina en la que estábamos ubicados, en una pequeña casa, y me dirijo hacia "Caramel, pastelería francesa" (rezaba el rótulo). Elijo mi pan dulce y en el mostrador de enfrente un café con leche. Con la colación en la mano me siento en una pequeña mesa al tiempo que reviso algunas cosas en el teléfono. Pero me llama la atención una conversación en la mesa de al lado. Me resulta indiferente y no es nada extraño en la ciudad que nuestros tímpanos reverberen por el golpe adusto de un acento de español castellano registrado alrededor. Mi inserción en Querétaro y en México desde el principio, gracias en buena parte a la hospitalidad natural del paisanaje, no precisaba de escabullirme en un gueto patrio en el que ni siquiera creo; pero el tipo de la mesa de al lado, al margen de su acento de España y probablemente de algún punto de Castilla, tenía un aspecto interesante y libros encima de la mesa acerca de los cuales parecía platicar con la persona que lo acompañaba. Así que me levanté y lo saludé.

—Teo San José, soy artista, escultor; pero estoy promoviendo un proyecto en pro de la paz dentro de la ciudad y trato de promover también mi libro.
Velero de fuego 19, Teo San José

De ahí surgió en adelante una incipiente amistad. Había publicado Teo un libro, Semillas de paz. Recuerdo habérmelo leído entonces. En clave alegórica, traza un camino personal, que él cree extensible, donde se promueve la paz como utopía social y personal (la interior).

Las circunstancias de la vida, sus tráfagos cotidianos, la oscilación de la rutina y finalmente el lance trágico habían separado nuestros caminos. Cada uno con lo suyo, pero con esporádicas comunicaciones de correo electrónico y algún que otro encontronazo en el Querétaro histórico, cuyo recuerdo exprime mis glándulas lagrimales, ahoga mi corazón y embrolla mi discernimiento. El cepo de la nostalgia.

Hace unas semanas, inadvertido de mi suerte, Teo me envía un correo electrónico a propósito de ciertos proyectos. Acuso recibo y le explico las circunstancias por las que nos hemos visto obligados a dejar Querétaro. Él también ha regresado a España, aunque yo lo creía todavía por allá. Su respuesta me llega después de cuatro o cinco días de reserva, lo que tarda en encajar la noticia y encontrar un enfoque comprehensivo (del mismo modo se comportaron algunos otros amigos, como por ejemplo Peter Tremp). Y el enfoque no es otro que el del buen ánimo, el cariño y el trazo de una flecha de consecución hacia el futuro: "sigamos adelante". Bien, una constelación de detalles imposibles de consignar nublan el camino, como si se estuviera inserto en una Vía Láctea carbonizada. Pero sea.

Incrusto bajo el texto un par de enlaces a sitios web de Teo San José.

http://semillasdepaz.net/

http://www.teosanjose.com/

martes, 19 de mayo de 2015

Un viejo amigo presenta libro en Coyoacán, México D.F.


Presentación de En honor de la verdad
27 de mayo a las 19:00 hrs 

Presentan Carmen Carrara, Hugo Arrevillaga, Otto Cázares y Carlos López; modera Rubén Castillo, quien junto con Marcela Romero leerán unos poemas;
además de la intervención a distancia del autor por videoconferencia.

Habrá mezcal de honor.