De nuevo tengo el honor de publicar en este cuaderno
de bitácora la siguiente entrada, escrita por mi amigo el doctor José Vilanova.
Su título podría ser, y es:
De Notre Dame al Mare Nostrum
Se diría que los escenarios son más importantes que sus contenidos, que las personas que los habitan, que los construyen, que les dan la vida; ubicaciones, al parecer, más importantes incluso que quienes han pagado con ella, con su vida, para que tales lugares existan. Tranquilos, que las donaciones ya rebasan con creces las expectativas de restauración de Notre Dame. Los desvelos de los ultras católicos al otro lado del Sena, con su despliegue de cánticos y velas, dejan claro que, sobre todas las cosas, ha de prevalecer «el poder de Dios» (o más bien de sus valedores).
Pobres en la puerta de una igesia, Benlliure |
Mientras la derecha levanta muros y alambradas,
y prepara devoluciones masivas; mientras la izquierda felicita el Ramadán riéndole
las «gracias» a los prebostes del Islam,
y conchabean sin el menor asomo de crítica con quienes sojuzgan,
someten, torturan y hasta incendian a sus mujeres. Y mientras unos y otros
retienen en sus puertos a los barcos que sólo ofrecen un cabo, una mano a la
que asirse y una taza de café caliente.
¿A uno de estos tenemos que votar en los próximos
días? Ya nos lo decía el bueno de Galeano: su vida vale menos que la bala que
los mata.
José
Luis Vilanova, médico, humanista
Madrid, 19 de abril de 2019