domingo, 15 de diciembre de 2019

POEMAS MUSICADOS SOBRE "SOY DIOS" Y "HAIKUS", POR JUAN FCO. NAVARRO

DOS «LIEDER» EN ESTADO EMBRIONARIO SOBRE POEMAS DE DESDE EL ABISMO, VERSOS INVÁLIDOS 


Tras el doloroso parto de Desde el abismo, versos inválidos, recibí, hace cerca de ocho meses, un mensaje de mi amigo Juanfran. Había musicado mi poema «Soy Dios». Lo eligió del manojo de 27 poemas que incluye el poemario. Lo hizo por algún motivo. Me escribió junto con el regalo un pequeño correo en el que decía, entre otras cosas: 

Te envío la obrita que he hecho con tu poema. Como te comenté por teléfono, está concebida para piano y barítono. Ah, no recuerdo si te lo dije, quité una frase del poema, 'por eso la mayúscula', porque, siendo pertinente en el poema en sí y en su lectura, me parecía que rompía un poco el argumento musical y su cadencia; espero que no te moleste. Para compensar, la última frase, 'me iré cuando yo quiera', la he repetido dos veces, perdiéndose, en una escala de tonos, tan querida por Debussy. Alguna broma musical también he pergeñado: las notas en la palabra 'Uno' forman un trítono, el llamado diabolus in musica... y así. 

El sueño de Tartini de Louis-Léopold Boilly (1824)
Jamás habría detectado la broma del trítono, pero me gustó ese diabulos in música y lo asocié por homofonía y semántica a la sonata para violín de Tartini El trino del diablo —este Fausto de la música que fue Giuseppe Tartini aseguraba habérsele aparecido el maligno una noche sentado junto a él en el borde de la cama y haberle revelado la melodía—. La ironía del diabolus, como con toda intención ejecutó Juanfran, cobra mayor gracia en unos versos que hablan de Dios. El Dios-Yo de Walt Whitman. 

Hace apenas unos días, Juanfran volvió a obsequiarme. Esta vez con una pieza, un nuevo lied —pero menos aburrido que el ochenta por ciento de esas obritas tan decimonónicas, el otro veinte resultan deliciosas, y me atrevo con la estadística, burla burlando, para decir que la mayoría de los Lieder son un coñazo destinado a emperifolladas de salón— cuya base de inspiración musical eran los cuatro primeros haikus que aparecen en el mismo Desde el abismo, y sobre la cual me decía: 

Escogí los cuatro primeros, me parece que tienen unidad estructural y podían adecuarse bien para hacer algo no muy largo...; y me molaba que la historia acabase con 'tu sexo ha muerto', soy un enfermo, no lo puedo evitar, jajajajaa. Es más, la frase me sugería intentar una cadencia final no trágica, terminando en mayor, como una ascensión a otro lugar... yo qué sé. 
Otra decisión fue para qué instrumentos y qué tipo de voz hacerlo, barajé varias opciones y me decidí por un conjunto de cuerda y una soprano; principalmente, porque estuve varios días trabajando en una introducción que resumiese lo que a mí me decían los haikus y que estuviese basada en su métrica (5,7,5), y me salió algo para cuerdas. La intro es una permutación de la métrica mencionada (7,5,5), y la obra está basada en ese concepto rítmico, con alguna variación y licencia... 


Juanfran me da explicaciones que sobrepujan mis nulos conocimientos técnicos del arte de la música, del que se ha escrito: «La música es la obra humana más inexplicable, el arte más contradictorio en lo que respecta a la relación entre causa y efecto; para elaborarla se requieren las partes más sofisticadas de la mente, nuestro mayor refinamiento, mientras que su percepción y los efectos aparejados apelan a las regiones encefálicas del instinto, la música conmueve, en la rica variedad de las emociones, del mismo modo que un trueno aterra a un perro o a un niño.» 

Se trata de algo verdaderamente extraño, aunque con toda probabilidad explicable como fenómeno de ruptura psíquica: desde que tuve mi accidente de motocicleta y esta tetraplejia amablemente concedida por el destino, experimento una especie de desdén, hartazgo y aun desprecio por todo lo que pueda ir produciendo, escribiendo. Si no es por alguna presentación o porque alguien me lo pide, jamás se me ocurre releerme. Lo que pueda construir se amontona en la escombrera de nuestra biografía. Cuando la experimento, la ilusión reside en el presente inmediato del proceso de creación, si es que tal cosa no está reservada únicamente a los dioses beodos. La ilusión se ha convertido en una pulsión anímica fugaz, que se disuelve segundos después de su materialización inmediata; después de todo, no es más que un delirio. El delirio sabemos que es el clímax de los locos; una especie de eyaculación sináptica. 

Sin embargo, estas pequeñas piezas de mi amigo Juanfran merecen el acto de retorno; por ellas mismas, más allá de la sustancia lírica. 

Debo advertir que no se encuentran interpretadas por humanas fuerzas sino en un formato electrónico que imita instrumento y voz, sin que ésta última diferencie sílabas fonéticas y sea únicamente una especie fraseo sonoro. El oyente debe hacer un esfuerzo de abstracción y superar el sonido vicario de la electrónica, hacer un ejercicio de abstracción sublimadora e imaginar las notas en un estado puro y humanizado. 

He pedido a algunos amigos y amigas, músicos y cantantes, grabar una versión «real», con instrumentos y voz humana. Insistiré, porque creo que merece mucho la pena. Para mí, estas pequeñas piezas están cargadas de un extraño misterio. El misterio es la sal del arte. 

Esta es la firma de los correos que me escribe Juanfran, donde encontramos además la dirección de su web: 

Juan Fco. Navarro 


*El término Lied lo usamos de un modo un tanto irónico o extensivo. Sobre las piezas de Juanfran basta con decir que son musicalización de poemas. Los Lieder —extraño plural—, aunque nacidos en el clasicismo musical, tienen su máximo desarrollo durante el romanticismo y en particular entre algunos músicos germánicos. El suele ser pieza breve, generalmente para piano y voz, basada en un poema. Durante su esplendor se musicaron poemas de autores tan conspicuos como Heine, Goethe, Schiller. Hay una obra de Arnold Schönberg que sobrepasa los límites del Lied por ser sexteto para cuerdas y más larga, pero que tiene que ver con ese tipo de poema musicado, basada en los versos de un poeta alemán, Richard Dehmel, La noche transfigurada. El poema, que resulta para mí delicioso, fue causa, como otras obras del autor, de escándalo para una sociedad ñoña: durante un paseo nemoroso y bajo la luz de la luna, pasean un hombre y una mujer, quien confiesa a su amor que está embarazada de otro hombre; él lo acepta y la perdona. Las musicalizaciones de poemas de Juanfran sobre «Soy Dios» y sobe cuatro haikus de Desde el abismo, versos inválidos son piezas cortas, indudablemente contemporáneas pero con una armonía también clásica y entendible para cualquier oído. Tanto a mí como a quienes se las mostrado, alguno incluso músico profesional, nos han atraído de un modo semejante donde prevalece ese aspecto misterioso del que hablé más arriba.



Aquí están. Que os gusten.

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Soy Dios

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HAIKUS