sábado, 29 de diciembre de 2012


Wagner redimido

Extraña relación la de estar muerto
y ser un nazi a manos de la fama. 
Echo mi instancia y pido a quien difama
deshaga si es posible el torpe entuerto. 
Ya sé que el más culpable, y esto es cierto,
sepultado entre mierda y entre lamas
yace, infecto el artífice de un drama
que no cura su espanto aunque esté yerto. 
Si al músico de Leipzig un puñado
admiraron de amargos malnacidos
no por eso se encuentra entre los chungos;
haber sido anarquista, amador, yerno
de Listz, nos lo redime; fugitivo,
deudor, sabio, Sigfrido y Nibelungo.

Wagner dijo que conocer 
a Schopenhauer
había sido
el hecho más importante
de su vida




domingo, 23 de diciembre de 2012

Dios o discípulo


Creo que he reemprendido, en medio de la vorágine diaria y de la escritura de la nueva novela, un poemario comenzado hace bastante tiempo y que contiene alguna cosa salvable. Adelanto, a modo de auto-acicate (¿flagelo?), un par de poemas:


dios y discípulo

                                                                                     Escrito en Asturias, España, junio de 2011
Todavía los campos
-hay algo de su verdor en mi alma-
bajo este vientre de ballena, junio,
contienen la sustancia de lo hermoso.
Es trasunto del ánimo abatido
el cielo, herido de fotones pútridos.
pero hay una armonía apagadiza
y los bosquetes llaman a la noche
que ávida de tordos y otras aves
su cántico fagocita lentamente.

Hace tiempo que tuve
–coadyuvado por ciertos alcaloides
o un cóctel de hormonas y doctrinas–
tocando a mi postigo la locura.
Pero de pronto se ha cerrado la puerta para siempre,
y no conozco a nadie
tan cuerdo como yo.

El mundo se descifra
con cándida sabiduría,
nadie me engaña si no quiero
y la naturaleza, sus pájaros,
su caótica perfección,
su deslumbramiento,
se alían con mi alma
porque soy el único acólito
de su filosofía,
el centro de su orden,
su dios o su discípulo.


la infecundidad vital

Sí. Que pase la vida, simplemente.
Por asistir a la convocatoria
que no quede, y aceptar el misterio
de los otros y su comportamiento,
el misterio completo de la vida.
Que pase, simplemente, con sus pocas
declaraciones de cordura. Vamos
concediendo, implacables, la salud
y dejando que el tiempo nos demuestre
su impertérrita infecundidad.

martes, 11 de diciembre de 2012

Epístola electrónica de un amigo y respuesta del autor de este diarius


Púlse, si lo desea, para leer esta entrada con la ambientación adecuada.
EPÍSTOLA DE MI AMIGO AGOSTINO CASTILIONE
Muchas gracias, Herni, amigo, por el gringo que me envías.
Se me alegró el otro día el corazón al verte por Skype. Os deseamos lo mejor. Seguro que va a ir bien la cosa por allí. Yo no descarto irme también, vamos a ver... Lo que sí es seguro es que no quiero acabar rodando por el Norte de Europa y tierras bárbaras afines... De marcharme me iría a Italia (donde están igual de jodidos, o más, que nosotros) o a México, que también es mi tierra y a la que los Castilione deben tanto...
Me encargaron hace unos días uno de los trabajos más fantásticos que nunca imaginé: Vino a vernos a la escuela un hombre con una seria hemiplejia y varias disfunciones más. Tocó a la puerta y la dulce bestia cancerbero de los infiernos que tenemos se puso a ladrarle. Le pedí disculpas por el susto y fue él quien a su vez quiso excusarse por haber asustado al animal con su aspecto ilógico. Sacó trabajosamente de su bolsillo cuidadosamente dobladas unas cuartillas mientras con la otra mano libre se apoyaba en su muleta. Me explicó como pudo que quería traducir del italiano unos Madrigales barrocos musicados por Monteverdi. No le importaba el precio, pues precio no tenían esas letras de canciones en italiano que oía cada tarde, el casi ya único placer que podía permitirse. Trabajé una semana en ellas, devanándome los sesos intentando comprender algo que ya ningún vivo habla, pero quedaron bonitas y el cliente satisfecho. En unas semanas prometió traernos más. Ya te mandaré alguna para que las leas tomándote un buen coñac.
Como dijó alguien: "aún no se forjó la espada que pueda matar a un ser humano" es el hombre el que mata empuñándola. Del mismo modo el dinero en buenas manos puede causar la felicidad. No es pues un objeto sucio, nosotros mismos lo ensuciamos y lo vilipendiamos desde mucho antes de Judas.

Un fuerte abrazo. Hablamos en estos días para felicitarnos.
Agostino Castilione


RESPUESTA A MI AMIGO AGOSTINO
Hermosa anécdota la del hemipléjico diletante. Sí señor. Es toda una escena. Ahora hay que seguir la historia: ¿quién era aquel personaje extraño que irrumpió en la aparente y externamente monótona vida de Agostino?, ¿qué esconden las letras de esos madrigales?, ¿o los que esconden algún misterio son los acordes arcanos de Monteverdi, que libera del yugo de la conciencia a quien descifra su misterio, u ofrece presentes fáusticos a cambio del alma o simplemente de la colaboración en un magno plan? ¿Es hemiplejía o el disfraz que usa el Diablo para buscar alguien cuya capacidad de discernimiento le ayude en su labor por salvar a la humanidad del vil materialismo y conducir las almas aún servibles por la senda de la utopía y el placer estético del arte más elevado? Como bien conoce tu tullido de tufo sulfuroso, Dios ha permitido esta evolución fea de la raza humana, este mundo, esta humanidad de colores fementidos y entretenimiento alienante, dispuesta a vender su alma al dinero y la seguiridad. Ahora, Satán pretende liberar la humanidad del yugo de un sistema que aplasta definitivamente la libertad de los hombres para poder gozar de la vida, con sus riesgos, pero también con toda su autenticidad. No será quizá en los próximos madrigales, tal vez debamos esperar para conocer que nos encontramos dentro de un misterio de muchos días, o meses o años, al madrigal del libro VIII: Madrigali guerrieri, et amorosi con alcuni opuscoli in genere rappresentativo, che saranno per brevi episodi fra i canti senza gesto.
 
Quizá entonces no te lleve hasta tu casa una vulgar fotocopia, sino que te pedirá que viajes hasta algún palazzo de los Medicis o los Gonzaga para encontrar tú mismo el viejo códice con la partitura y la letra cuyo palimpsesto habrá de contener la fórmula definitiva para transformar el mundo; y para ello te dará como compañera a tu propia perra, que de cancerbera habrá pasado a convertirse por un conjuro del hemipléjico en una dama semejante a Monica Belucci pero trescientas veces más lujuriosa y divertida, a la par que guardará la fidelidad de la mascona de la que fue extraída. Ella se encargará de sacar los billetes del avión, organizar la parte logística del viaje, pagar todos los gastos y darte una compañía que ni la misma Afrodita y todas sus hieródulas juntas, con los consejos de Baco y Apolo, podrían superar. El maligno es así, generoso e inesperado.
Si esto no se produce y venís a México, pues por aquí andamos.
No obstante estamos en contacto, siempre.
Abrazos inconmensurables
Herni

domingo, 2 de diciembre de 2012

Algo de vida

Nació este diarius con abiertas y múltiples intenciones, que, para mi sorpresa, he ido cumpliendo, siempre siendo fiel al apellido del cuaderno: interruptus. Pero me vengo reprochando a mí mismo llevar demasiado tiempo sin introducir algún fragmentillo de vida propia. Ahí va, pues:

Patio del Museo de la ciudad
Desde que llegamos a México, las andanzas del ánimo van y vienen. No las mías solo, las de Guz, Blanch y Mildred también. ¿Adaptación o no adaptación?, esa es la cuestión. Y sí, adapatación. De ellos y nuestra. Más adelante haré alguna apreciación de carácter general sobre la idiosincrasia social del nuevo lugar que habitamos, en alguna otra entrada, no hoy. Mi pasaporte dice que tengo nacionlidad mexicana, y yo lo asumo por cierto, no solo por un puro trámite burocrático y porque mis padres nacieron aquí, sino porque realmente este país te trata bien, como si hubiera algo abstracto, más allá de encuentros personales particulares, algo aéreo, molecular, que te recibe con cordialidad, con amabilidad, con esperanza. Puedo presumir de que, en poco tiempo, cuento ya con muy estimables amigos  y amigas con los que a buen seguro podré compartir charlas, pareceres, vida y algún que otro whisky, tequila o mezcal. Por eso, y por el bagaje familiar y genético, como es obvio, por esas historias escuchadas en casa desde que uno tiene uso de razón, me siento mexicano y siento que ya voy debiendo algo a este país. Es pronto aún, apenas llego al medio año; pero ya tengo esta sensación. Si de algún modo voy descubriendo más auténticamente la naturaleza humana y no humana del país, sus resquicios históricos, las contradicciones de su mentalidad, las virtudes que no conocía o cuyo concepto traía deformado, o los defectos sobre los que nadie me había hablado, también, lo hago con asombro y placer intelectual. Descubrir, aun a cuenta del desengaño, para bien o para mal, es saber, y saber es vivir con un propósito de verdad.
Pasillo del Museo de la ciudad
Trato de favorecer que la empresa que me da sustento material crezca y mejore. No empeño mi futuro en ello, pero doy con generosidad tiempo y esfuerzos, hasta que pueda dedicarme a otros menesteres por los que mi ánimo se muestra más proclive. Vale.
Pero además visito poco a poco nuevos lugares. Continúo mis lecturas, sigo con la construcción de mi nueva novela. La vida familiar también tiene su espacio, y hemos hecho excursiones con los niños, a diferentes lugares: un pequeño parque natural próximo a casa, un zoo, en compañía de nuevos amigos, y, desde luego, ese fin de semana que pasamos en la Sierra Gorda, sobre cuyo viaje quiero hacer una entrada dedicada solo a ello, adjuntando algunas de las fotos que pude hacer allí y narrando algunas de las mejores anécdotas. Fue hermoso. La vida social es apabullante. Surgen por doquier reuniones, provocadas por familia, por el colegio, por amigos que nos invitan, por festividades.
Es particularmente extraña mi relación con el clima. Pensaba que iría a echar más de menos mi adorado otoño atlántico (o cantábrico, para el caso); y sí, lo echo de menos, pero mi percepción sensorial al respecto ha aprendido a hacer una cosa que nunca me habría sentido capaz de llevar a cabo: percibo ráfagas de otoño durante ciertos momentos del día, lógicamente en la mañana o en la tarde y la noche. En esos momentos, un viento fresco, una oleada de perfumes campestres, el cielo nítido y estrellado, un ligero enrojecimiento en las hojas de un árbol caducifolio (algún álamo, un almez, algún frutal) y una caída parcial de estas hojas al suelo, alguno de estos síntomas u otros me traen la evocación de mi estación a-dorada. Y parece que con eso me conformo, porque luego el sol comienza a gopear y caldear más y más el ambiente, hasta que a medio día el clima se ha tranformado en un suave verano. La luz es tanta (después de tanto tiempo viviendo entre las brumas asturianas), es tan patente y soberana que los niveles de energía son superiores en mi ánimo. No implica esto que, después de días en los que aplico todo mi esfuerzo en diversas ocupaciones, no sienta caídas repentinas de energía, cansancios y bajones. Pero hay un indudable cambio en los ciclos biorrítmicos (qué será eso), y lo debo achacar sin duda a la diferente dosis de fotones.
Un fin de semana de los últimos, tal vez hace dos semanas, estuvimos Mildred y yo con los niños por el centro. Comimos en un restaurante insignificantemente delicioso, atendido por una pareja de ancianos de aspecto lustroso. Todo muy limpio, un menú (comida corrida) muy económico, con platillos muy escasos pero servidos con cariño. En frente, visitamos después del almuerzo el Museo de la ciudad. Una cosa en verdad extraña, que disfruté enormemente. El edificio, del siglo XVII y XVIII, seguramente, estaba lleno de recovecos, pasillos, habitáculos. En algunos, no había nada o casi nada, en otros, se exponían cuadros, alguna escultura... Le tocaba el turno mayormente a autores suecos. Como no estamos aquí precisamente por unos días, nuestra disposición de ánimo no es la de la avidez urgente por visitar lugares y coleccionar postales; estamos haciendo poco turismo. Ahora, como cuando íbamos a algún sitio en España, somos turistas internos. Y esto hace vivir las cosas de otro modo, a mi parecer más auténtico, con menos deformación o, si se prefiere, de manera menos idealizada y fugaz. La perennidad de la experiencia la convierte en más densa.
Tras unos pasillos, apareció un patio interior
cortado en dos, donde se había instalado
como una especie de corralín de comedias
En el juego casi obligatorio de aceptar las mentalidades ajenas, para no andar de continuo disintiendo tan abismalmente que lo consideren a uno como un lunático (aun siéndolo), cuando se charla con algunas personas, se leen los letreros de los museos, los panfletos o la prensa, o cuando se contempla con asombro la interpretación más ampliamente extendida que del mundo hacen los demás, uno trata de adherirse a los conceptos de patria, nación, identidades; pero siempre termina saltando el yo analítico y purista, para descubrir que la mayor parte de las personas viven instaladas en el mito. Las patrias, cosa tan absurda, son conglomerados de mitos, y por dentro, miembros de la raza humana tratan de alcanzar la felicidad con mayor o menor fortuna, con mayor o menor apego a esas viejas y desterrables definiciones. Para postre, algunas frases sobre la cuestión:
La patria es la virtud de los malos [o de los inútiles, podría añadirse para mejor matización] (Wilde).
Todo el que es estúpido o abyecto, o ambas cosas, sin nada en el mundo de lo que pueda enorgullecerse, se refugia en el último recurso de la patria, en vanagloriarse de una nación a la que pertenece por casualidad (Arthur Shopenhauer).
Quizá no haya nada en el mundo tan absurdo como el patriotismo, tan ferozmente errado (Bernard Shaw), quien afirmó también que no habrá paz en el mundo hasta no extirpar el patriotismo de la raza humana.
Los hombres son imbéciles e ignorantes. De ahí les viene su miseria. en lugar de reflexionar, se creen lo que les cuentan, lo que les enseñan. Eligen jefes y amos sin juzgarlos, con un gusto funesto por la esclavitud.
Los hombres son unos mansos cordeos. Es lo que hace posible los ejércitos y las guerras. Mueren víctimas de su estúpida docilidad (Gabriel Chevalier; lo extraigo de El miedo, libro autobiográfico donde narra con formidable fortuna su experiencia personal en la Primera Guera Mundial).

Apareció, entre cuadros, esculturas y otras
obrillas de autores mayormente suecos,
perteneciente al propio edificio y
su restauración, este
fragmento de la primigenia policromía
de sus paredes; me llegó, por fin, después de tanta obra menor,
 una auténtica evocación
artística que me recordó, salvando distancias,
a los frescos de la Casa de Livia en Roma;
diferente grado, misma naturaleza

sábado, 24 de noviembre de 2012

Algunas lecturas

En medio de la vorágine diaria, con ayuda de algún que otro café, entre horas de superviviente y padre de familia, los libros sobrevuelan nuestro desorden diario esperando que les extraigamos la mayor cantidad de néctar posible, que los desvirguemos definitivamente.
Me miran desde mi mesita de noche, desde mi escritorio, se me cuelan en la cartera que llevo al trabajo para ver si me los leo en un descuido, mientras espero en alguna oficina administrativa (v. gr. el otro día leí un buen número de páginas mientras tramitaba el pasaporte), o mientras espero mi comida en caso de comer fuera de casa en algún restaurante.
Muchas de estas lecturas vienen más o menos exigidas como bagaje necesario para transitar por la novela que estoy escribiendo, Abril decide; otros textos se meten de rondón, sin habérselo pedido nadie, y se saltan el orden de fila o prioridad, y son leídos antes que quienes aguardaban desde hacía tiempo.
En mi escritorio, entre muchos, Los grandes maestros espirituales, de Karl Jaspers. Con esta lectura redescubro algunas maravillas, por ejemplo de Lao-tse (su visión de la guerra y la violencia), pero también descubro a este psiquiatra y filósofo muy a tener en cuenta. La Alemania nazi le ofreció salir indemene del infierno a cambio de la delación de su mujer, Gertrude, que era judía y estaba escondida; por supuesto él se negó. Lo expulasaron de todas partes, de su cátedra Descartes en la universidad de Heilderberg. Pero tras la guerra, puso todo su esfuerzo en que se limpiara la institución de docentes filonazis y escribió un libro muy duro y autocrítico sobre la culpabilidad alemana. A propósito de nuestro presente, debe notarse que Jaspers escribió en el 66 El futuro de Alemania, donde arremete contra el poder oligárquico y la falsa democracia de la República Federal Alemana (que es como decir, la falsedad de las democracias occidentales), cuya respuesta social, crítica y política fue tan negativa que se largó a Suiza a vivir y donde se nacionalizó. Allí moriría en el 69.
Librería en Tequisquiapan
Otros libros sobrevolando: Teorías sobre la cultura en la era posmoderna, de Marvin Harris (lo compré por ahí, en una pequeña librería de Tequisquiapan); sigo a trompicones con una pésima traducción (sorry) de Bosquejos de infancia y adolescencia, de Thomas de Quencey; ando picoteando, por exigencias de Abril decide, la novela que escribo, en textos de varios filósofos clásicos y no tanto: Leibniz, Espinoza, Vattimo...
Siempre caigo en fragmentos de David Thoreau, Walden, Desobediencia... Sigo con El único y su propiedad, Max Stirner, visioanrio. Ciroan y su Historia y utopía es inagotable, vuelvo sobre las mismas frases una y otra vez: "¿Quién se rebela, quién se subleva? Raramente los esclavos, pero casi siempre el opresor convertido en esclavo". O "...tengo amplios puntos de vista sobre todas las cosas. Y tanto, que ignoro dónde estoy en realción a cualquier problema".
Prometí que leería la última novela de Javier Marías, la del premio Nacional rechazado, y la estoy acabando, Los enamoramientos. Y resulta que voy a tener que mantener mi favorable opinión sobre el autor, pero no voy a decir nada de la novela, que la voy a terminar, pero que me ha decepcionado por muchas razones perfecta y literariamente justificables. Por cierto, ¿quién decide, qué inteligencias están detrás de hacer mejor novela del año esta de Marías? Indudablemente estamos en crisis. Callo.
De pronto, entre medias, cae una novelita de Marguerite Duras: Moderato cantabile (súper-ventas en su época, nouveau roman). Bien. Pequeña desolación provinciana, aprehensión lírica. Me deja un poco insatisfecho y digo a aquel que la comaparó con la otra Marguerite, Yourcenar, que no, que no es comparable. No tanto por calidades, sino sobre todo por registros. Me quedo con la belga. Moderato cantabile, punto de vista totalmente subjetivo, es una novelita envejecida y pobre.
Me voy, antes de seguir irreverenciando.

martes, 30 de octubre de 2012

"Sobrecuadros": Mirada alucinada e irónica sobre: La incredulidad de Santo Tomás, de Caravaggio


Interesado por la vida de este pintor maldito, Caravaggio (en mi desván de Asturias tenía la postal comprada en Italia de su pintura La conversión de San Mateo), artista hecho a sí mismo, proscrito de escuelas y maestros, que hizo del desafío de la suerte su manera de vivir y convivió entre los callejones de Milán y Roma con putas, rufianes y miserables, así como entre palacios y sedas con nobles, ricos, obispos y cardenales, escuché en Radio Clásica un programa magnífico sobre el pintor (se podrá encontrar el podcast, en un espacio que se llamaba Música antigua); en este programa citaban una biografía escrita por Andrew Graham-Dixon. La biografía, un libraco de tapas duras y unas 500 páginas (Taurus) no me llenó del todo: mucha historia de la religión y menos vida. Pero en conjunto es un buen libro.
Ahora topo con esta Incredulidad. Es muy graciosa, porque Santo Tomás adquiere la pose de un oligofrénico. Parece con la mirada un tanto perdida, se diría incluso que más que la herida está concentrado en el pezón de Cristo, e introduce un dedo muy poco aséptico en una llaga abierta que se convierte en una nueva versión de la boca de la veritá romana (imaginemos que el pezón es un ojo).
Es probable, puesto que Caravaggio tomó prostitutas como modelos para pintar algunas de sus Vírgenes, que estos santos que aparecen en el cuadro tengan como referentes en la vida real a pendencieros, borrachos o vagabundos, amigos del violento artista. El caso es que sus miradas son extrañas. Los adorna una curiosidad pueril. A pesar de sus frentes arrugadas y sus barbas, se comportan como tres niños imbecilizados por la presencia de alguna obscenidad. No es sana su curiosidad; es, como tantas cosas en los Evangelios, un momento de placer para luego padecer un castigo desmesurado. No merece la pena. Si alguien se muestra incrédulo, lo mejor sería permanecer con esa duda antes que infectar la herida de Jesús. Jesús es más natural y sujeta con preocupación la zarpa del infiel discípulo. Con esa pinta de perroflauta atávico (tan atractiva para mí: de hippie del desierto), si Cristo apareciese hoy en la Tierra iba a levantar muy pocas pasiones (entiéndaseme) entre la mayor parte de los católicos, porque estos supongo yo que esperararían a un tipo de aspecto más atusado, con chamarrita de lana verde y pelo recortado. Si se encuentran con el Jesús de la imagen no se dignan ni a darle la lismosna, por miedo al contagio ideológico. Desde luego, la tradición oral de la Iglesia ha subvertido mucho la imagen que primitivamente se tenía del hijo del hombre.
Que eran malandrines los modelos no me cabe duda; no hay más que ver cómo Tomás se agarra el bolsillo de su raída chupa, no vaya a ser que le birlen los reales mientras observa estupefacto y en posición lumbálgica no sé qué cosa en torno a la herida de su maestro.

jueves, 25 de octubre de 2012

Javier Marías, de bueno a mejor.

Un ciudadano fumando libremente por la calle
En cierta ocasión, después de haberla escrito, guardé en un cajón una reseña sobre un libro titulado Mano de sombra, de Javier Marías. La reseña se iba a publicar en una revista profesional de literatura. No quise que saliera, porque me parecía una tremenda desfachatez que un estudiante de filología, lampiño en letras, arremetiese de forma tan feroz contra un autor consagrado. Los artículos de aquella colección, que habían ido apareciendo en la prensa y que el libro reunía (Alfaguara, tapa dura, 1997), me había parecido a mí que adolecían de cierta manía persecutoria y que además contenían algunos errores de bulto (como fechas históricas mal dadas (con lo poco que cuesta revisarlas) o nombres equivocados. Pero había leído una novela suya, Mañana en la batalla piensa en mí, y era realmente buena. ¿Cómo podría entonces el niñato vituperar de manera tan insolente al profesor en Oxford, excelente novelista, conocedor profundo de la Literatura (esto es, literatura con mayúscula, o sea, inglesa), por un libro cuyo contenido había sido en realidad capricho comercial del editor de turno? Un autor no decide normalmente: "que me publiquen mis artículos en un libro". No es ambición de escritor, me parece, y dudo que a Javier Marías le pluguiera en exceso la idea. Aunque el alcance de mi reseña habría sido irrisorio, sin embargo me alegro de haber retirado la pedrada. Me alegro porque luego leí alguna novela más del autor, único en el panorama liteario español. Brillantísimo. Una obra auténtica, un estilo propio, una sensibilísima manera de plasmar el mundo de los adultos (como hace Cuenca en algunos de sus poemas) y sus veleidades.
Pero resulta que el tiempo me dio ocasión de conocer personalmente al autor por una pura casualidad. No en alguna presentación, en algún sarao litearario, en algún conciliábulo, en alguna tertulia. No. Frente a su domicilio de la plaza de la Villa, en el corazón del Madrid de los Austrias. Salía él de un taxi. Lo vi y lo reconocí desde el primer momento, pero pensé que podía estimular algún tipo de arrogancia en el personaje y decidí utilizar la estrategia del despiste:
-¿Eres...? Diculpa, pero te conozco de algo -le asalté-.
-Ah, ¿sí?
Su respuesta estuvo acompañada de un gesto completamente contrario a la arrogancia, incluso dio tres pasos y se aproximó a mí; resultó más bien simpático, afable, desde luego perfectamente cortés, amistoso. Me gustó tanto que perdí mi inocencia ante él:
-Sí, hombre -añadí con una sonrisa-: Javier Marías. ¿Cómo estás?
-Muy bien, ¿y tú?
Intercambiamos pocas frases. Lo felicité por ser un gran novelista. Nos dimos la mano (no de sombra) y seguí el paseo con Mildred por el centro de un Madrid cansino, a la hora de la siesta.
Marías reúne como escritor algo que le hace para mí completamente digno: es antiburocrático (está fuera de prebendas de grupos mediáticos de poder, no como otros y otras cuyo mérito es solo haberse arrimado al sol que más calienta); Marías es elitista, distinguido. Evoluciona, luego piensa. No está paniaguado. Tiene personalidad, no se adscribe a mendicidades ideológicas ni a capillas.
Ahora rechaza el Premio Nacional de Literatura. Chapó, Javier, chapó.
Este autor no hace más que ganar grados, como autor y como persona. Cierto es que el que un Estado te otorgue un premio ya es algo despreciable; pero más aún lo es que te lo otorgue un Estado como el actual, a merced de tanta bazofia. Aunque me encuentro lejos, más o menos a docemil kilómetros de España, a buen seguro que sus Enamoramientos se comercializa también por este México donde ahora habito. No tardaré en leer esta novela.

Felicidades por el NO Premio. Y larga vida al escritor.

domingo, 21 de octubre de 2012

Poema de Teo San José

Conocí a Teo (el Zeus de otra entrada en este pobre cuadernillo) por identificación fonética; me explico. Al estar en México un tiempo, a uno de le aguza el oído y detecta la prosodia ibérica de manera inmediata. Me llegaron ondas peninsulares mientras desayunaba en un café. No es que yo sea el Higgins profesor de fonética de la celebérrima obra de Bernard Shaw Pigmalión (recomiendo la película de los años treinta, llamada, igual que su original, Pigamalión, no My fair Lady, musical también inspirado en la obra de Shaw). No, aunque siempre he jugado a convertirme, entre otras personalidades, en un lingüista extremadamente sabio y estirado, mi detección de acentos no es excesivamente aguda. Buscaré otra rama de la lingüística que no sea la fonética; me inclino más por la pragmalingüística.
Asalté a Teo porque lo vi con libros e intuí que era persona instruida y con afanes compartibles. Pero era más, era un artista. Más que compartir. Y también un artista de la paz. Labra paz. Trabaja en la paz. Un hombre de paz. Hay pocos de verdad y su valor es de incontables talentos de oro.

Quien desee visitar su obra plástica puede hacerlo en: http://www.teosanjose.com/

Recomiendo la presentación en Power Point, donde se puede ver su obra, variada, con puntos a mi parecer muy interesantes.

Dejo aquí un poema que encontré en tu blog, Teo. Un abrazo, y ya te contaré por qué este y no otros:

Cuantas cosas quedan en el vacio,

en la mente

y no en el cuerpo.

Cuantas cosas nos tocan,

nos miran en silencio.

Cuantas cosas sabemos

y apenas las sentimos dentro.

Cuantas cosas

Cuantas cosas…


domingo, 14 de octubre de 2012

I R N E W: Iternational Resistance for a New World

Leí hace poco esto, y lo reproduzco, porque me resulta sencillo. Lo someto al libre juicio de cada cual, pero suena lógico (más abajo en español):



This must be crystal clear: if you want the world renewed and more just, the International Resistance against the Invasion of Financial Capitalism and the dictatorship of the accumulation of capital must follow the main goals.

1. ONE CITIZEN ONE VOTE. Real democracy. No delegation of power for life to any group. The people, of age and illustrated takes on the power. There exists sufficient technical ability so that free citizens may vote on each proposed decision in congress and parliaments or to elevate themselves proposals. To vote once every certain number of years is not democracy. Current political parties, and hence the States the allegedly represent are in reality exposed to other powers: the International banking system and the large global industries.
2. DISTRIBUTION OF WORKLOAD. If Bertrand Russell already wrote towards the begining of the 1930s that the future laid on work distribution (maintaining levels of salary distribution), this would transform the world in a place where the so praised leisure time could produce more art, ingenuity, more creativity, and a society more educated and conscious, freer, healthier and interconnected. It is not that he erred in the need, it is simply that the productive and financial systems kept the work hours of workers to augment benefits, augmenting the accumulation of money in a few hands. There was the need to distribute work and wealth at the time the machines and technology contributed to productivity; This did not occur because there was a democratic deficit or accumulation of power by the industrial banking system: lets be reminded that by mid 19th Century we are progressing from industrial capitalism to financial capitalism, leading to where we are right now, a period a maximum deformity.
3. ABOLISHMENT OF THE INTERNATIONAL BANKING SYSTEM, CLOSURE OF EVERY FINANCIAL INSTITUTION. TOTAL ABOLISHMENT OF BANKS, SUPPRESSION OF THE CONCEPT OF LOAN, DISTRIBUTION OF CURRENT MONEY ASSETS OF THE BANKING SYSTEM TO THE PEOPLE. The current economic system is based on the idea that money must unavoidably go through banks and it must be abolished. Out with the banks. The economy must once again be domestic economy (as economy comes from the Greek οἶκος: home + νέμω: administrate): money must be out there on the streets, not kept in accounts inside banks. It is simple, and therefore, completely revolutionary.

 
La cosa debe estar clara: si se quiere un mundo renovado y más justo, la Resistencia Internacional contra la invasión del capitalismo financiero y la dictadura de la acumulación de capital debe perseguir tresúnicos fines:
1. UN CIUDADANO/A UN VOTO. Existe capacidad técnica suficiente para que los ciudadanos libres puedan votar cada decisión propuesta en los parlamentos. Votar una vez cada un determinado número de años no es democracia. Los actuales partidos políticos y por ende los Estados a los que supuestamente representan están a merced de otros poderes: la banca internacional y las grandes industrias globales.
 2. REPARTO DE TRABAJO. Si Bertrand Russell ya escribió a principios de los años 30 que el futuro estaba en un reparto del trabajo (manteniendo los niveles de retribución salarial), cosa que convertiría al mundo en un lugar donde su elogiado ocio produciría más arte, más ingenio y más creatividad, una sociedad más cultivada y consciente, más libre, sana y conectada, no es que errara en la necesidad, es que simplemente el sistema productivo y financiero mantuvo las horas de trabajo de los trabajadores para aumetar sus respectivos beneficios, aumentando la acumulación de dinero en unas pocas manos. Sí se tenía que haber llevado a cabo el reparto de trabajo y riqueza a medida que las máquinas y la técnica iba ayudando a la producción industrial; pero no se hizo eso por déficit democrático y acumulación de poder en la banca internacional: recordemos que a mediados del siglo XIX vamos pasando progresivamente del capitalismo industrial al capitalismo financiero.
 3. EXTINCIÓN DE LA BANCA INTERNACIONAL, CIERRE DE CUALQUIER TIPO DE ENTIDAD FINANCIERA. EXTINCIÓN TOTAL DE BANCOS. SUPRESIÓN DEL CONCEPTO DE PRÉSTAMO. REPARTO DEL ACTUAL DINERO DE FLUJO BANCARIO ENTRE LA POBLACIÓN. El sistema económico basado en que el dinero pasa indefectiblemente por los banos debe ser abolido. Fuera bancos. La economía debe volver a ser doméstica (eco-nomía (οἶκος: hogar, casa + νέμω: administrar); por tanto, administración del hogar); el dinero debe estar en la calle, no es las cuentas de los bancos. Es simple y, por supuesto, completamente revolucionario.
Reunión de miembros de la Resistencia la Rosa Blanca alemana


Miebros reunidos de la nueva Resistencia, en este caso 15M en la plaza del Dos de Mayo
 
 
 







Para lograr esta revolución hay que poner de acuerdo a todos los movimientos disgregados por el mundo, aunque con intuiciones naturalmente similares:
Movimientos de lo que llamamos RESISTENCIA INTERNACIONAL por un NUEVO MUNDO

EUROPA.
ITALIA.
Acampada Milano
Acampada Florencia
Indignados Napoletani
indignados italia
INDIGNADOS ITALIA
Los Indignados Italia
Italian Revolution – Milano
IRLANDA.
Real Democracy Now Ireland
PORTUGAL.
Anonymous PORTUGAL
FRANCIA.
Opération Révolution France
French Revolution
Democracia Real Ya – Perpignan
UCRANIA.
Real Democracy Now! Ukraine Справжня демократія зараз! Україна
SERBIA.
SeRBian ReVOLUTION- Globalna ReVOLUCIJA 2011
GRECIA.
ΑΓΑΝΑΚΤΙΣΜΕΝΟΙ ΣΤΟ ΣΥΝΤΑΓΜΑ
HOLANDA.
Dutch Revolution
BULGARIA.
True Democracy Now Cork
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martes, 25 de septiembre de 2012

Gracias, mi buen amigo Cipión

Cuando llegó a casa, allá por febrero de 2004
Nos afanamos por conseguir fortuna. Algo más noble es afanarse por conquistar la gloria o el genio (arte, ciencia). Es loable y fructífero perseguir la sabiduría. Quizá esta provenga en primer término de comprender y amar la fugacidad de la vida. Esta lección la da lo mismo el meditar unos instantes sobre nuestro pasado y vernos ahora en el medio del camino, con suerte, que el ir aceptando la ininterrumpida cadencia de la muerte que va cercándonos poco a poco. La lección procede de la muerte de un primo joven, de la muerte de una abuela, de la muerte del propio padre. Y ahora, de la muerte de mi perro. La muerte tiene una misma naturaleza en unos seres y en otros. La muerte busca la prontitud. Quiere perpetuar la nada y se adelanta casi siempre, cuando no la burlan durante unos minutos más, unas horas, unos años. Nuestra incapacidad de comprender lo que ella oculta en los seres que amamos, lo que borra definitivamente, la convierte en una esencia oscura, lejana, borrosa, ajena. Bastarda. No es misteriosa, porque el misterio se produce cuando un símbolo esconde otro, y otro y otro... Un juego de significados con un contenido extraño y potenciador de sensaciones, de emociones, de esencias; como si nos hiciera comprender algo que no está a nuestro alcance. La muerte no. Su naturaleza no entra en la categoría de lo comprensible. Su signo es la ausencia. Su semiótica es la de lo terminal. La nada, la desaparición. Incomprensibilidad en estado puro. La vida es su signo contrario, y es ahí donde está el goce, el misterio.

¿Jugabas, Cipión, o cuidabas a Guz, detrás de él por la nieve?
Conozco pocos hombres buenos. Conozco pocos perros tan buenos como él. Quien lo conoció lo sabe. Mercedes y yo le llamábamos San Cipión. Cipión era un ser bueno porque su capacidad de infligir mal a otros seres era fortuita, no meditada. Conozco perros con rencor como conozco hombres con rencor. Cipión carecía de rencor. Era vitalista. Olvidaba un problema con cualquier nuevo estímulo que lo atrajera lo más mínimo. Había rejuvenecido al presentarse en la casa un nuevo cachorro, un cachorro de labrador al que hemos puesto de nombre Chicu. Chicu, sí, se le nota, ahora se siente solo, porque Cipión lo había aceptado con gracia y bondad, jugaba como hacía años no jugaba. Se le notaba alegre porque de pronto tenía un amigo pequeño. Chicu se acercaba y lo mordisqueaba, lo correteaba; Cipión al principio se mostraba como un perro viejo, pero luego iba inevitablemente entrando en el juego hasta terminar correteando y mordisqueando igual que el otro. Pero Cipión mantenía su independencia. Dicen que los perros adoptan en cierta medida el carácter de sus "amos". Puede ser. Cipión era sumamente afectivo conmigo, y con Guz y Blanch, con los niños, rozaba la santidad. Le he visto gruñir por algunas cosas, generalmente relacionadas con que le intentasen arrebatar alguna cosa masticable; pero jamás gruñó a un niño. Guzmán y Blanca podían subirse encima, tirarle de las orejas cuando eran pequeños, pisarle sin querer; él los miraba con resignación y callaba. Su relación con Mercedes era increíble: la quería y la respetaba sin que su "ama" tuviera que recurrir nunca a la violencia.

¿Tus hermanos, Cipión?
Cipión me consolaba cada tarde con sus paseos por el parque, primero, por el río durante los últimos años. Estuviera mi ánimo como estuviera, él me recibía siempre con cariño. Sabía cuando estaba Herni contento o cuando estaba atribulado por algún motivo. Sus últimas miradas de hoy han sido de amor, no de necesidad, ni de apego instintivo. Eran miradas amorosas y agradecidas. No me debes agradecer nada, Cipión, te debo agradecer mucho más yo a ti, mi dulce perro, mi compañero, mi amigo. Te he querido como sólo se puede querer a seres con ánimo afín, hemos pasado tantas cosas juntos, eh. No te olvido. No te podré sustituir. Perdona por no haber comprendido a tiempo que también a los perros se les puede educar sólo y exclusivamente con cariño, sin una brizna de violencia. Adiós, amigo mío. Gracias por tus lecciones.

¡Cuántas aventuras juntos!


martes, 18 de septiembre de 2012

El lenguage y la imaginación como únicos motores de cambio: 25-S, movimientos sociales, movimientos de regeneración

Me hago eco simplemente de cuatro enlaces, uno que incide en mi subsiguiente reflexión; otro sobre la propuesta 25-S y las fuentes donde hallar, según reza el autor, información y desinformación sobre el mismo; un tercero también sobre el 25-S y algunos requiebros para evitar la criminalización de los que decidan asistir; el cuarto y último, que tiene que ver con el anterior, sí me parece una auténtica e inteligentísima reivindicación, completamente dentro de las posibilidades del sistema, que la Constitución recoge de forma abstracta y que nunca se ha llevado a cabo (merece la pena detenerse y leer al menos la negrita).

Tengo ya alguna entrada en este cuaderno sobre los movimientos sociales y, en particular, sobre el 15-M. Si algo me hace escéptico en estos movimientos es la aparente falta de unidad, de organización, de fines. No termina de eclosionar lo bueno que hay en su interior. Hay una extraña enfermedad en ellos: el lenguage en el que expresan sus muchas veces justas reivindicaciones está completamente contaminado por la propedeútica de quienes han forjado el sistema. Los sitemas políticos, los aparatos estatales, la burocracia y su administración de alambique, la pedagogía vacua en la que se nos ha educado, incluso la economía y la justicia usan todos el mismo lenguage que los movimientos sociales pretendidamente imaginativos, que quieren inventar un nuevo mundo. En esto, secundo la ruptura absoluta que propone Agustín García Calvo. Se debería inventar un nuevo mundo, sí, y solo se puede hacer inventando antes un nuevo lenguage; porque ahí está precisamente el problema, en la incapacidad de los movimientos hasta ahora surgidos para hacerlo. El mismo lenguage no puede romper el mismo sistema. Por otro lado, otra fuente no contradictoria del escepticismo que generan movimientos sociales material y pedagógicamente producto del sistema, hijos del Leviatán, es que las proclamas que se escuchan en las plazas propenden hacia dos cosas: o resultan miméticos de luchas con un sesgo ideológico ya ensayado y fallido, o da la impresión de que sufren una egotización, según la cual, finalmente, lo único a lo que aspiran los miembros de esa masa reivindicativa es a poder tener acceso a los mismos bienes materiales y privilegios a los que acceden los grandes capitales, los poderes fácticos y los poderes legitimados por los Estados (los políticos). Es decir, simplemente reclaman: "¡qué hay de lo mío?" "¡Y para mí qué?" "Yo también quiero estar dentro". Parece en ocasiones que se escucha. Otras veces son claros y sus propuestas van en la buena dirección; pero nunca llega el auténtico vuelo de la imaginación, el nuevo lenguage, las nuevas ideas.
Siempre he pensado que hay una fuerza desestructurada en estos movimientos, pero también una semilla de algo verdaderamente ilusionante, con propuesta imaginativa de un nuevo sistema (o, mejor, un no-sistema que permita por fin la total libertad de cada individuo) para el conjunto de la humanidad, donde sea eliminada de una vez por todas la injusticia social, la guerra y la destrucción de la Tierra. Dado mi escepticismo generalizado sobre la propia especie y sus capacidades, dudo mucho que algo así suceda; se perciben a las claras las limitaciones intelectivas, el tope máximo al que la imaginación puede alcanzar. Presente en alguna de esas manifestaciones, uno no podía zafarse de la amarga sensación de que no había una inteligencia colectiva, no era concebible el salto tremendo de imaginación y casi locura que hace falta para cambiar las cosas. Las ideas y su referente lingüístico vociferado resultaban pacatas o revenidas, agresivas o insustanciales, egoístas, zarramplinas, pobres al fin y al cabo. El mismo lenguage no puede cambiar el mismo sistema. Pocas veces se conseguía al menos un cierto grado de sentido del humor. Es como si todo hubiera sucedido en la historia, y no hubiera ya nuevas posibilidades. No hay tanta genialidad como para ello. Se acabó la imaginación, se terminó la historia.

En todos estos artículos o documentos, el propósito es noble; pero el lenguage es el mismo. Y, recordemos, el mismo lenguage no puede trasmutar el mismo sistema.

"Desde Chile, reflexionando sobre la crisis económica y social de España, Luis Razeto envía un mensaje a los españoles y los invita a ser vanguardia de un proceso mundial orientado a transitar hacia una nueva civilización".
http://www.youtube.com/watch?v=bHxWSszU0rY&feature=related


Sobre los referidos aspectos informativos y desinformativos del 25-S.
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/26269-intentando-resolver-dudas-sobre-ocupa-el-congreso.html

Esto otro lo envía un amigo y versa sobre el 25-S.
http://madrilonia.org/2012/09/25s-como-tomar-el-congreso-de-verdad-y-que-no-puedan-desalojar/

Una democracia verdadera es posible.
http://tomatucuota.blogspot.mx/p/documento-2-mas-largo-fundamentos.html

jueves, 6 de septiembre de 2012


¡Rouen! Mi querido psicólogo, profesor de universidad, actor teatral, autor de autobiografías no reveladas, pedagogo y, en fin, hombre de letras y de mundo:
 
Escolios a una agradable velada en Coyoacán:
 
1. Gracias por tu afán protector a última hora, frente a mi hemingwayneano comportamiento, casi diría burroughseano (¿recuerdas Queer?); me vi infectado por dos agradables alcaloides: el del mezcal y el de la coyoacanina. En fin, perdona si al final me viste un poco a la deriva. Lo cierto es que me sentía sensacionalmente bien. La llamada de mi mujer, previa a mi partida y muy oportuna, fue el mejor antídoto contra mis devaneos (mi final bohemio terminó sentado en un banco fumándome el puro, mientras escuchaba al fondo las proclamas de un ritual azteca y contemplaba frente a mí la media luna rota contra la cúpula de la iglesia de San Juan Bautista. No me quería ir, la verdad. En el taxi me di cuenta de que iba bastante perjudicado (expresión que se usa mucho en España para denotar cuando uno está bajo los efectos del alcohol); aunque no bebimos tanto... quizá la novedad del mezcalillo tan sabroso. Mientras viajaba en el taxi me encontraba bastante extraño; me repantingué contra contra la maleta que llevaba a la derecha. Luego comencé a pagar mi factura por beber (sumada a los 200 pesos del taxi): el dolor de cabeza. Pero fue leve y en el autobús hasta esa ciudad del Bajío viajé dormido casi todo el tiempo. Llegué sano y salvo a casa a eso de la 1.15. Perfecto.
2. No puedo ponderar con justicia el placer de nuestro encuentro. Muy bien, y punto. La comida, el mezcal, el ambiente de la plaza de los coyotes. Por fin, aunque ligera, una conversación sobre Literatura, o sobre psicología, o sobre los demás; lo importante es el enfoque.
3. Tengo en la cabeza poder llevar a cabo ese fastuoso encuentro "en algún rincón recóndito del México profundo" con un profesor y sus alumnos. Sería maravilloso, así que si finalmente se acerca cualquier oportunidad de hacerlo no dejes de decírmelo. Como te dije, me recuerda a las misiones pedagógicas de la Residencia de Estudiantes.

Y dijo Rouen: para todo mal, mezcal; pero para todo bien, también; y si no hay remedio, ¡pues litro y medio! En la imagen, dos desconocidos tomando mezcal
4. La vida y sus cosas: me encontré al día siguiente con Zeus y le comenté algo sobre Amancio Prada y entonces, ¡zas! tú lo conociste y él también. Además, su encuentro con él fue de lo más "grutesco". Se encontraba en Villaviciosa (Asturias, de donde vengo yo) visitando a un tipo singular que vivía en una cueva. Zeus comentó algo de Amancio Prada y aquella especie de ermitaño le dijo: "¿quieres hablar con él?"; "sí", respondió Zeus, y en el interior de la cueva estaba Amancio Prada. En fin, algo muy curioso.
Tomamos el mezcal acompañado con una salecilla roja denominada sal de gusano (debe de contener gusano del maguey machacado).

El lugar
5. Ese panfleto, al que echaste un vistazo, ese opúsculo de Nueva ética mundial: el ataque contra la civilización occidental, resultó ser algo verdaderamente absurdo. De una inconsistencia lógica abrumadora, repleto de contradicciones, pero sobre todo homófobo, machista, antisemita (no nazi, su antisemitismo es de otra raigambre) y paranoide. No había por donde "agarrarlo". Pensamiento alógico al servicio del fundamentalismo católico. Por el manejo del lenguaje y las citas del autor, sin saber quién es ni querer buscarlo por fácil que sea su consulta en San Google, debe ser teólogo o historiador de la religión; quizá filósofo y teólogo. Lo digo desde mi catolicismo arequeológio no creyente, pero sí respetuoso, así que no se trata de una lectura bajo la animadversión. ¿Al contrario? Es que la animadversión la trae el autor.
6. Como dices tú: ajustes con la memoria. Busco en Google Chiquita, que me recomiendas (porque algo parece que quería recordar yo), de Antonio Orlando Rodríguez. Simplemente la había ojeado en alguna librería de Oviedo, pero ahora la compraré y la leeré con gusto (a ver si la encuentro en alguna librería de por acá). No hallo en el buscador de la librería Gandhi el libro Arte y experiencia, José García Leal. Dónde lo busco, Rouen. Adquiriré por algún medio, aun cuando tenga que ser subrepticio, por no decir ilegal, la película Mezcal (vaya ripio). El arte como experiencia de John Dewey ya está en mi poder. La inconfesable no lectura de Las batallas en el desierto, de Emilio Pacheco, quedará remediada también en poco tiempo. Además está narrando sobre el México de la época de mis padres (solo leer una sinopsis ya me ha recordado a ciertas historias familiares).

Quedó pendiente la visita
Espero que te sea provechoso tu viaje a Veracruz (estuve en el 93 y me habría quedado a vivir/escribir en La Parroquia, la vieja, ese ambiente, los guitarristas, esas aspas cadenciosas haciendo que mueven el aire cálido  y espeso, los sombreros, y el café escanciado...). 

Un abrazo y hasta pronto

Herni Valvarezsky

domingo, 19 de agosto de 2012

Carta a Big Lewis y Eimy

¡Big Louis! Aquí estamos, diez y pico de la noche, domingo: mañana empiezan los niños el colegio. Momento estelar en la estela familiar. Bien. Por aquí bien. Echando de menos a quienes se quiere, porque no son solo los días, es la noción de la distancia. En fin, me acuerdo de ti, y de Eimy. ¿Cómo está? No me extraña que le haya admirado el libro de Jan Karski. Es impresionante. Una auténtica joya autobiográfica, con una sapiencia narrativa propia del mejor novelista, y un documento auténtico, uno más, de la aberración nazi, de su perversidad, su ignominiosa y estulta arrogancia, su cruel simplonería; Historia de un Estado clandestino también es el retrato de una primera mitad del siglo xx europeo completamente lejano, y que ahora, con esta crisis, ¿provocada, manipulada?, nos recuerda que detrás de los años demasiado felices siempre aguarda una desgracia. Como en los dramas fílmicos. Si la cosa asciende a mayores, no lo dudes, nos haremos de la Resistencia. ; )  

Cubierta de un libro excelso


En fin, Louis o Lewis o Big Louis o Big Lewis (esto me recuerda a otro amigo a quien creo merecedor de una carta manuscrita (así será, Shawn), quiero que sepáis que estamos bien, trabajando, sacando adelante la existencia, con algún pequeño instante de duda, con muchos de acción alegre, con bastantes momentos de entusiasmo... Los niños, de maravilla, sin dudas, solo alegría y subidón. Mildred... con alguno más de duda o nostalgia, pero poco a poco. Comienza ella también nuevas actividades que le darán mucha vida. Todos bien. Mucha relación social, mucha gente nueva, mucha buena disposición para hacernos la nueva vida más amable, más sencilla. Bien la gente. Muy bien. El país, con sus muchos defectos, es buen recibidor, acoge con naturalidad y con muchas posibilidades de buscarse la vida, de actuar, de perseguir ilusiones. La ilusión está en el aire, hay algo de realismo mágico en las moléculas. Vale. El trabajo que sirve de modus vivendi va marchando, tirando; como todo es nuevo o diferente, pues se toma con más entusiasmo, porque uno siente que está trabajando no solo para ganarse la vida sino también para observar mundo, para aprender nuevas formas de ser, de hacer, de estar. Y los lugares, las cosas, todo es ligera o profundamente diferente, nuevo. Además, trato de tener siempre presente que debo encarrilar la vida hacia la literatura y el arte, así que intento hacer cosas, pergeñar planes, mostrarme curioso y contactar con quienes cuentan en este mundo algo más que monedas. Cuesta todavía porque no encuentro muchos huecos. Me doy tiempo y trato de no ponerme ansioso. Todo irá llegando. El amor propio sigue viajando en la montaña rusa, hay días en que uno se come el mundo y vale porque vale; en otras ocasiones, las moléculas del amor propio se desvanecen y es como si una maldición hubiera caído sobre nuestra inteligencia, que queda a merced del ánimo movedizo. Pero solemos resurgir de nuestras cenizas, es condición bastante notable de mi naturaleza. Sí. El peso de eso que Freud definió como superego, todos esos fantasmas inoculados en nuestra infancia más tierna, ese lastre judeocristiano, digo, y alguna otra cosa suelta en la conciencia, son siempre vencidos por la vitalidad, porque uno es capaz de inventar un antisuperego igual de subrepticio, taimado y actuante. Y porque nos acompañan presocráticos, epicuros, asnos de oro y fabulaciones de siglos pasados que son como muletas. Así que luchan en lo profundo de la psique el superego y el antisuperego, mientras el ego se entretiene en cotidianidades. Venceremos, Big Lewis, venceremos. En ocasiones falta valor dialéctico, como si nos anduviéramos escondiendo, porque es estéril dar margaritas a los cerdos, o impartir doctrina sutil a los adoctrinados en blanco y negro. O por amor y filantropía. Especie inmerecedora, pero especie amada. La inteligencia se bifurca entre querer eclosionar u ocultar pragmáticamente sus mejores galas, reservadas para el pensamiento en solitario, la escritura o pequeñas orgías con amigos que ahora faltan.

Pero de veras que escribo sobre todo porque quiero que me digas cómo vais, cómo está la dulce e increíble Eimy. Transmítele de nuestra parte un cariño apabullante. 
A ti, qué te voy a contar que no sepas. Un abrazo muy grande, Big. Y os esperamos por aquí, tenemos una habitación con "tapanco" ("tabanco" según DRAE) que sirve casi como un apartamento completo, para que estéis a gustísimo (esta locución adverbial debería convertirse en una sola palabra, pero ahí anda la Santa Institución de los realacadémicos manteniendo separado lo que Dios y los hombres quieren ver junto, que es estar agusto y no a gusto -argumentarán, supongo, su antónimo, a disgusto, pero y qué-).

Besos y abrazos inconmensurables

sábado, 14 de julio de 2012

La vida es breve, el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, confusa; difícil el juicio.

Vuelvo, oh Blog, a tus rediles. Lo hago después de más de tres meses de inactividad. Inactividad no solo en este diario, sino en lo que ha supuesto un auténtico parón de mi ya escasa actividad creativa, escritora, lo que sea. El intelectual, si lo es, y en cierta medida supongo que lo soy (al menos según la definición que un día me diera mi padre) nunca deja de analizar su entorno de manera crítica y procesar esos datos de una determinada forma, incluso con un determinado propósito (aire para vivir, necesidad de comprender); si eso es actividad intelectual, entonces el parón no es tan abrupto. Pero si por actividad intelectual entendemos el ponernos delante de un texto escrito o por escribir y entrar en proceso de excogitación reflexiva, dejando constancia por escrito de nuestras dilucidaciones, entonces tengo que decir que llevo más de tres meses en parálisis mental. Un horror, porque la mundanidad me ahoga, lo reconozco. Tanto zarramplinismo circundante, tanto sobrevivir material, tanta crisis de un lado y tanta vida dineraria del otro... No puedo más. Prometí que al llegar a México y establecerme con un mínimo de comodidad en mi propio hogar (había calculado que en un mes o dos después de mi llegada), retomaría, robando horas de donde fuera necesario, mi actividad escritora. A mí me gusta pensar que hay un engendro humano que se mueve entre las definiciones de intelectual y artista, porque tal es mi vocación, aunque no importe un carajo. Llevo en este país dieciséis días nada más; aunque pago la renta de la nueva casa, allí solo habita el aire y Cipión, mi perro, a quien voy a visitar por la mañana y por la noche. Estamos esperando que lleguen nuestros escasos muebles, y así poder instalarnos. Hasta entonces, cariñosamente recibidos por los hermanos, habitamos casa ajena. No sería el momento de reemprender mi actividad; pero no aguanto más. Tengo tantas cosas que decir. La novela tal vez sí espere a que tenga mi escritorio en su lugar abstractamente decidido.  Dejé la novela emprendida con sus esquemas, sus notas, y sus veinticinco páginas escritas: Abril decide, es su título por el momento. Dice mi gran amigo Louis (Luisón para algunos amigos) que tranquilo, que la vida es larga, que da para escribir, que no podemos tener prisa. Y tiene razón, porque su planteamiento es sabio, sabiduría para lograr la paz, el equilibrio, para no comer ansias; sin embargo, yo siento que pierdo el tiempo y caigo en brazos del viejo adagio Ars longa vita brevis... (título de esta entrada), y me desgarra un sentimiento quevediano de fugacidad irrevocable.
El espacio donde cabrá el escritorio, fecundidad o fuga del autor

Quiero, durante estos días en que retomo la bitácora, ir esbozando en el Diarius (básicamente para mi propio coleto, aunque quede colgado del espacio cibernáutico, que cada vez significa menos y menos y menos...), quiero ir esbozando mis reflexiones sobre la salida de España, mis proyectos, la disposición anímica en la que se afronta todo esto, la familia nuclear que uno arrastra consigo y la maravilla de luz y vida que mis hijos significan, mi visión repentina, provisional, de la nueva realidad americana que me rodea (también mi visión repentina, provisional, de España y Europa en la distancia), cómo espero que sea mi arraigo en estas nuevas tierras no del todo ajenas, imbricadas en los genes por las idas y venidas continuas de mi sangre desde hace ya más de un siglo y medio; siempre he sentido que México es nuestra segunda patria; pero mi patria auténtica, además de los amigos, es la de Rilke, la infancia, o la de Gabriel Chevalier, los escritores, artistas y filósofos que, vivos o muertos, me fecundan, emocionan o cobijan. Por tanto, aguardo en estos días ir desgranando este elenco sentimental. Estoy alegre de volver a esta República de las Letras donde me siento libre, por fin. Tanta supervivencia me asfixiaba.

domingo, 25 de marzo de 2012

El progreso
















Ya la había visto hace tiempo, esta pintada en el muro de una antigua estación de tren reconvertida en centro de interpretación de aves, ahora abandonado. La pintada me gusta. Me gusta mucho. Paseábamos en bicicleta Charles, Nicholas, Guz, Marcus y yo, dejando a los lados un paisaje grato de laderas, bosquetes, un pequeño cañón con el río al fondo y, de pronto, también, un solar de máquinas aparcadas, como monstruos devoradores aguardando el próximo embate contra la montaña, y el gran socavón infértil de las canteras; luego, cruzando la autopista por el puente de madera, llegamos hasta el lugar de esta antigua estación; fue el punto donde dimos la vuelta y esta vez decidí hacerle una foto a este grafito enigmático (no hay pintadas alrededor que puedan hacer pensar en la adscripción de su autor a ninguna ideología tribal). No sé qué personaje anónimo la habrá pintado, pero hay veces que quien hace una pintada se convierte en la mano de Dios, del Diablo o de algún otro tipo de Revelación. En este caso, la Revelación es la de una verdad, aun cuando la verdad no me interese demasiado. La ciencia, y antes la filosofía occidental, con la excepción de las escuelas estoica y epicúrea, buscan la verdad; la filosofía oriental persigue sin embargo la salvación. La verdad se sabe que conduce a callejones sin salida. La ciencia se sirve de ella para elaborar objetos funcionales, porque la ciencia mayoritariamente está entregada a la técnica. La revelación de que aquello que conocemos por "progreso" no es sino el camino que conduce a la catástrofe es un tipo de verdad sin posibilidad de desarrollo técnico, y por eso es una verdad de rango superior, por ejemplo, a la de que el agua hierve a los cien grados. No "sirve" para nada pero nos conduce a la sabiduría. De nada sirve agitarse ante lo irremediable. Son escasos quienes conocen o, mejor, quienes reconocen esta verdad, porque en el hombre laborioso o en sus adoctrinados hay un afán de contagio infinito, su voluntad poderosamente dotada de herramientas (el progreso podría convertir en apenas un año toda la superficie de la Tierra en una losa de hormigón) se rebela contra la pervivencia del hombre salvaje, del hombre libre, del hombre marginal. En su fuero más interno probablemente saben que el progreso es antiprogreso. Que el progreso es destrucción y plaga. Que la usura es su aliento. Se podría haber sido feliz en cualquier tiempo, ¿o alguien podría afirmar que en el pasado las mujeres y los hombres eran menos felices que ahora? Aun para quienes lo ignoran y aun lo niegan, ese placer estable, esa conformidad con el tiempo que transcurre, la paz interior, la sofrosiné, lo que comunmente entendemos por felicidad tiene mucho que ver con la naturaleza: a medida que el hombre se aleja de ella, va perdiendo el horizonte de toda aquella panoplia de buenos sentimientos. En el futuro, es posible que la raza humana vea apaciguadas sus emociones por métodos científicos, pero esa no será una raza de seres felices, precisamente. La humanidad incardinada en esta maquinaria de progreso arrasa el Orbe, extingue especies y aniquila su esencia; pero al fin todo le sobrevivirá. Alguien afirmó que el hombre aspira a construir un sistema tan perfecto que el individuo no tenga que ser bueno (Eliot a través de Pond). Ese será el final.
Dejo dos perlas como apostillas a esta reflexión:
Cualquier paso adelante, cualquier forma de dinamismo lleva consigo algo de satánico: el «progreso» es el equivalente moderno de la Caída, la versión profana de la condenación. Y los que creen en él son sus promotores. Y todos nosotros no somos más que réprobos en marcha, predestinados a lo inmundo, a esas máquinas, a esas ciudades que únicamente un desastre exhaustivo podría suprimir. Esa sería la oportunidad de demostrar cuán útiles son nuestros inventos, y rehabilitarlos (Emil Cioran, La caída en el tiempo, Barcelona, Tusquets, 1996).
Este mundo es un lugar de ajetreo. ¡Qué incesante bullicio! Casi todas las noches me despierta el resoplido de la locomotora. Interrumpe en mis sueños. No hay domingos. Sería maravilloso ver a la humanidad descansando por una vez. No hay más que trabajo, trabajo, trabajo. Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar [...].
Si un hombre pasea por el bosque por placer todos los días, corre el riesgo de que le tomen por un haragán, pero si dedica el día entero a especular cortando bosques y dejando la tierra árida antes de tiempo, se le estima por ser un ciudadano trabajador y emprendedor. ¡Como si una ciudad no tuviera más interés en sus bosques que el de talarlos! [...].
(David Thoreau (1817-1862), La desobediencia civil).