martes, 11 de diciembre de 2012

Epístola electrónica de un amigo y respuesta del autor de este diarius


Púlse, si lo desea, para leer esta entrada con la ambientación adecuada.
EPÍSTOLA DE MI AMIGO AGOSTINO CASTILIONE
Muchas gracias, Herni, amigo, por el gringo que me envías.
Se me alegró el otro día el corazón al verte por Skype. Os deseamos lo mejor. Seguro que va a ir bien la cosa por allí. Yo no descarto irme también, vamos a ver... Lo que sí es seguro es que no quiero acabar rodando por el Norte de Europa y tierras bárbaras afines... De marcharme me iría a Italia (donde están igual de jodidos, o más, que nosotros) o a México, que también es mi tierra y a la que los Castilione deben tanto...
Me encargaron hace unos días uno de los trabajos más fantásticos que nunca imaginé: Vino a vernos a la escuela un hombre con una seria hemiplejia y varias disfunciones más. Tocó a la puerta y la dulce bestia cancerbero de los infiernos que tenemos se puso a ladrarle. Le pedí disculpas por el susto y fue él quien a su vez quiso excusarse por haber asustado al animal con su aspecto ilógico. Sacó trabajosamente de su bolsillo cuidadosamente dobladas unas cuartillas mientras con la otra mano libre se apoyaba en su muleta. Me explicó como pudo que quería traducir del italiano unos Madrigales barrocos musicados por Monteverdi. No le importaba el precio, pues precio no tenían esas letras de canciones en italiano que oía cada tarde, el casi ya único placer que podía permitirse. Trabajé una semana en ellas, devanándome los sesos intentando comprender algo que ya ningún vivo habla, pero quedaron bonitas y el cliente satisfecho. En unas semanas prometió traernos más. Ya te mandaré alguna para que las leas tomándote un buen coñac.
Como dijó alguien: "aún no se forjó la espada que pueda matar a un ser humano" es el hombre el que mata empuñándola. Del mismo modo el dinero en buenas manos puede causar la felicidad. No es pues un objeto sucio, nosotros mismos lo ensuciamos y lo vilipendiamos desde mucho antes de Judas.

Un fuerte abrazo. Hablamos en estos días para felicitarnos.
Agostino Castilione


RESPUESTA A MI AMIGO AGOSTINO
Hermosa anécdota la del hemipléjico diletante. Sí señor. Es toda una escena. Ahora hay que seguir la historia: ¿quién era aquel personaje extraño que irrumpió en la aparente y externamente monótona vida de Agostino?, ¿qué esconden las letras de esos madrigales?, ¿o los que esconden algún misterio son los acordes arcanos de Monteverdi, que libera del yugo de la conciencia a quien descifra su misterio, u ofrece presentes fáusticos a cambio del alma o simplemente de la colaboración en un magno plan? ¿Es hemiplejía o el disfraz que usa el Diablo para buscar alguien cuya capacidad de discernimiento le ayude en su labor por salvar a la humanidad del vil materialismo y conducir las almas aún servibles por la senda de la utopía y el placer estético del arte más elevado? Como bien conoce tu tullido de tufo sulfuroso, Dios ha permitido esta evolución fea de la raza humana, este mundo, esta humanidad de colores fementidos y entretenimiento alienante, dispuesta a vender su alma al dinero y la seguiridad. Ahora, Satán pretende liberar la humanidad del yugo de un sistema que aplasta definitivamente la libertad de los hombres para poder gozar de la vida, con sus riesgos, pero también con toda su autenticidad. No será quizá en los próximos madrigales, tal vez debamos esperar para conocer que nos encontramos dentro de un misterio de muchos días, o meses o años, al madrigal del libro VIII: Madrigali guerrieri, et amorosi con alcuni opuscoli in genere rappresentativo, che saranno per brevi episodi fra i canti senza gesto.
 
Quizá entonces no te lleve hasta tu casa una vulgar fotocopia, sino que te pedirá que viajes hasta algún palazzo de los Medicis o los Gonzaga para encontrar tú mismo el viejo códice con la partitura y la letra cuyo palimpsesto habrá de contener la fórmula definitiva para transformar el mundo; y para ello te dará como compañera a tu propia perra, que de cancerbera habrá pasado a convertirse por un conjuro del hemipléjico en una dama semejante a Monica Belucci pero trescientas veces más lujuriosa y divertida, a la par que guardará la fidelidad de la mascona de la que fue extraída. Ella se encargará de sacar los billetes del avión, organizar la parte logística del viaje, pagar todos los gastos y darte una compañía que ni la misma Afrodita y todas sus hieródulas juntas, con los consejos de Baco y Apolo, podrían superar. El maligno es así, generoso e inesperado.
Si esto no se produce y venís a México, pues por aquí andamos.
No obstante estamos en contacto, siempre.
Abrazos inconmensurables
Herni

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