Ninguna necesidad exegética sobre los términos "diarius" e "interruptus" situados correlativamente en estrecha relación sintagmática. El contenido de este diario es una mezcla de cosas de verdad y cosas de ficción; en cierto modo se construye un personaje que ve, lee, escucha y se reinventa. Caben aportaciones (poemas, textos, ideas, enlaces, imágenes...) a esta invención. Todo es invención.
sábado, 9 de julio de 2011
Bajas pasiones sociales
No puedo congregar mi pensamiento, ovejizar mi capacidad de análisis, porque afloran diferencias, matices, finalidades, excepciones, boberías, ideologías en la sombra, omisiones, sinsentidos. Todo quisque apela al sentido común, que es como esa capacidad inserta en nosotros para distinguir el bien y el mal, para mí dudosa, y cuya existencia defiende la Iglesia católica; pero el sentido común se trasmuta la mayor parte de las veces en interés propio.
Sigo como siempre entre la necesidad de creer que el hombre puede ayudar al hombre -filántropo escuchando las cantatas de Bach- y la demostración empírica que de que homo homini lupus (Hobbes).
El problema de un Estado que obligue al ser humano a comportarse bien, es que tal Estado también está formado por esos mismos seres humanos.
De ahí que la utopía regrese al argumento y sea necesario un incesante camino de imaginación si se quiere dibujar, proyectar y construir un mundo donde sean posibles la libertad, la paz, la justicia. Tales conceptos ¿no son también criaturas nuestras?
miércoles, 6 de julio de 2011
Todavía los campos
I
Todavía los campos
-hay algo de su verdor en mi alma-
bajo este vientre de ballena, junio,
contienen la sustancia de lo hermoso.
Es trasunto del ánimo abatido
el cielo, herido de fotones pútridos.
pero hay una armonía apagadiza
y los bosquetes llaman a la noche
que ávida de tordos y otras aves
su cántico fagocita lentamente.
Hace tiempo que tuve
–coadyuvado por ciertos alcaloides
o un cóctel de hormonas y doctrinas–
tocando a mi postigo la locura.
Pero de pronto se ha cerrado la puerta para siempre,
y no conozco a nadie
tan cuerdo como yo.
El mundo se descifra
con cándida sabiduría,
nadie me engaña si no quiero
y la Naturaleza, sus pájaros,
su caótica perfección,
su deslumbramiento,
se alían con mi alma
porque soy el Único acólito
de su Filosofía,
el centro de su orden,
su dios o su discípulo.