He aquí la introducción y el planteamiento de
una serie de Relatos que irán conformando una gran
novela coral titulada La saga del frijol. Comencé
este libro hace cerca de 20 años. Mi padre vivía, mi
madre, gran depositaria del pasado familiar, con una portentosa memoria, accedió
solícita a mi petición de contarme todas las historias que
pudiera sobre nuestro pasado intrahistórico; mi padre, sin
embargo, con colmillos más afilados y una lógica
prevención intelectual, quiso que, antes de soltarme ninguna
información susceptible de ser «caricaturizada», le
pasara parte de lo escrito. Después, decidiría si darme o no un
enorme caudal de memoria escrita de su puño y letra en interminables
cuadernos —mi progenitor, con un potente caletre para procesar datos, pero con
menos memoria que su esposa, lo traspasaba todo al papel—. Le di unas
primeras páginas. El resultado fue cerrar con siete
candados el arcón familiar, las gavetas de sus
cuadernillos, y tirar las llaves al río. Mi
madre le insistía, «papito, dale a
tu hijo esos cuadernos para que escriba la historia de la
familia»; además de madre, lo que significa confiada en su prole, albergaba
mucho de infantil candidez; mi padre, Ysidro, sin
negarse de un modo explícito, daba por clausurada cualquier
colaboración conmigo a través de un impenetrable silencio.
Fotograma de la magnífica película Roma (2018), de Alfonso Cuarón
A pesar de esto, aprovechaba ciertos viajes con mi mujer e hijos desde Oviedo, donde vivíamos, a Madrid, de visita a nuestras familias, para sentarme en las sobremesas, accionar la grabación en mi teléfono y preservar larguísimos minutos de conversación sobre el pasado. Horas, de hecho. Nada comprometedor salía de labios de mi padre, o casi nada.
Nos encontramos pues ante lo más parecido a una novela por entregas.
Frente al vertiginoso transcurrir de imágenes, microvídeos, ofertas incesantes de youtuberos, retazos de opinión, ocurrencias vertiginosas, prisas, inquietud, irreflexión, se presiente un seguimiento inconstante y exiguo de estos relatos. ¿Con cuánto debe un autor sin fama conformarse? Con una piña de amigos, familia y una decena más.
Si estás interesado o interesada en recibir la notificación de cada nueva entrega, puedes darme tu correo electrónico (en la columna izquierda y arriba en este blog); crearé una lista y me acordaré cada vez que añada un relato o fragmento de La saga del frijol para enviar anónimamente el recordatorio. ¡Por favor, no os abalancéis los miles de interesados hasta saturarme el correo! Ja.
Gracias
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