sábado, 19 de febrero de 2011

xx la muerte se aparece en mitad de la madrugada y queda conjurada por la intervención de venus príapo

Meditabundo y ebrio como un topo

renazco entre algodones y azucenas,

entre tules angostos, entre penas,

entre venas de amor a desafuero.

A deshora me envaro y me desvelo

y pongo en vilo y lid al triunvirato,

mayores son hazañas que a-rebato,

más sonoras campanas que en el cielo.

¡Despierta, Aurora, tus azumbres!

¡A desgranar babosas te declaro!

¡A ordeñar sinsabores y sospechas!

Blandamos por igual nuestras panoplias

para el ardor lebrel incandescente,

podremos juntos retorcer la muerte.

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