domingo, 27 de febrero de 2022

Carta a otro amigo, con Ucrania y Putin al fondo

 Impecable a mi parecer tu parecer, querido amigo Félix; tenemos el derecho a la conversación.


Imagen: https://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_sovi%C3%A9tico



Deambula por ahí un coronelillo al que puso en órbita hace años cierta nave del misterio. Con buena intención por parte de su conductor, porque el personaje luce una bonhomía de bote pronto. Con suaves y amistosos modales, y un buen bagaje de conocimientos técnicos y circunstanciales, un halo de inocente neutralidad aplaca las sospechas y hace de su discurso una suerte de postulado inquebrantable. Ateniéndonos al dicho popular inglés de que «hacen falta tres generaciones para formar a un caballero», y asumiendo con todo el cinismo necesario nuestra postulación a clasistas, incluso proaristocráticos u optimates, al coronel le faltan todavía dos generaciones y media. De tal suerte que en sus sueños todavía pastorea un rebaño de cabras. Un coronel retirado y una vocación: la geopolítica. Se necesita desenmascararlo, poner en alerta a su inadvertido auditorio, estrechar el caudal de posibles acólitos, porque tras su apoteosis televisiva se presenta de tertulia en tertulia por todo el arco mediático disfrazado de sabio más allá de las capillas ideológicas, más allá del bien y del mal; pero, achtung!, cuidado, porque resulta ser el monaguillo perfecto de la capilla antiUSA, antiliberal, antioccidental. Diácono o vicario de la cancerígena Órbita Putiniana —las mayúsculas no son un despiste tipográfico sino la identificación de un proyecto y su nombre propio—.

Félix, para despreciar convenientemente toda equidistancia y saber señalar dónde reside el mal, quienes quieran, que agarren en YouTube la alocución de Putin frente a su despacho en la que declara iniciáticamente las razones históricas que avalan su diabólica decisión de invadir Polonia, ¡uy, qué despiste, qué lapsus!, invadir Ucrania, quisimos decir, hacer la guerra al más puro estilo de la peor versión del siglo XX, su primera mitad, parteaguas de una nueva humanidad promisoria. Y después de escuchar con atención el discurso del maníaco, que esos «quienes quieran» se agarren después la Wikipedia y busquen «Aleksandr Dugin» y se rastree la línea maestra de su tesis política emitida desde la atalaya de la filosofía. Nada menos filosófico. Esta misma mañana de un 27 de febrero de 2022 lo advertía Olaf Scholz desde la tribuna oratoria del Bundestag: Putin, que no Rusia ni el pueblo ruso, afirmó sin tapujos, tiene un plan que va mucho más allá de Ucrania en su afán imperialista, y no se detendrá por sí solo.


 

Organizar manifestaciones anti OTAN en este preciso momento sólo puede ser una maniobra más del maléfico plan. Confundir, enmarañar, conseguir el apoyo indirecto de su plan mediante el manejo de la ingeniería social, la manipulación.

En esta hora oscura de la Historia, debemos situarnos maniqueamente del lado correcto, que no es otro que el del respeto, la defensa cerrada por la libertad pública y privada, el hermanamiento de la humanidad, el reparto expansivo de la justicia social y cultural, la igualdad de pueblos y personas, del lado de los valores de Occidente. Ya tendremos ocasión, más o menos doblegada la bestia, de volver al espectro de los grises y criticar los defectos propios, discutir sobre las faltas evidentes de «los americanos», ajustar los tonos graves y agudos de Europa, de la civilización más democrática y avanzada, de su perfectibilidad. Pero no ahora. Ahora no. Ahora, un demonio amenaza el Globo, bate el cántaro de las furias de uranio y plutonio, amenaza a los países libres con 60.000 ojivas nucleares; asesina, mata a los inocentes civiles, a sus ancianos y a sus niños, banaliza el mal, paraliza el progreso, retrocede a lo peor, envía al degolladero a soldados engañados de su bando y obligados del contrario, arriesga las vidas, sueños y proyectos del mismo pueblo ruso.

Dices bien, Félix: la protervia queda perfectamente delimitada sin un centímetro de equidistancia postulable.

1 comentario:

  1. Este hombre es como tantos políticos, interesado en el poder y en la obtención de unos fines como sea. Este hombre no es más diablo que los que han llenado nuestra sociedad occidental de basura de todo tipo, anulando y eliminando los verdaderos valores, haciendo y promoviendo un mundo vacío en el que casi todo vale, por emplear el mismo verbo, banaliza el mal haciendo que acciones horribles sean metidas en el saco de lo bueno, que nos ha metido en un mundo que nada tiene que ver con el progreso, aunque así lo denominen, para poder dominaremos con otro tipo de ”bombas". Nos hacen sumisos, blandos, para hacer de nosotros lo que ellos quieran. Estando mal ambos caminos, ¿en cuál de ellos mueren más inocentes? Son dos tipos de diablos, pero diablos ambos.

    ResponderEliminar