lunes, 17 de octubre de 2011

Occupy the World, los movimientos sociales

Yo estuve allí. Sí. Y, quién sabe. Seguimos dudando. Pero cabe la posibilidad de que la masa de cambio humano vaya generando ideas más abarcadoras. El insulto a un banco en particular, o a un banquero, el insulto a un par de políticos o a todos los políticos, las proclamas de caverna ideológica (y sus correligionarios contumazmente presidiendo cada manifestación), demasiado reverberante, todo eso no es nada, o no es al menos, en mi opinión, lo que puede terminar generando una ola de cambio planetario. Quizá sí sean sustituibles todas esas instituciones desde las que se maneja el poder, pero hay que ir hilvanando otro sistema que lo sutituya, con imaginación, antes de hacer ninguna revolución. Sol y el 15M como inicio estuvo bien. Debe evolucionar. Creo que en otros países, ahora, se está fijando el punto de mira hacia los verdaderos objetivos: la justicia universal, el combate contra el hambre y las desigualdades, la universalización de la cultura sin restringir la libertad de la persona y las idiosincracias de cada rincón del planeta; y luego vendrá la invención de "ALGO", algún instrumento para dotar al mundo de un nuevo sistema más equitativo. Atacar personas concretas o gremios al completo, no parece la mejor opción, porque más bien nos inclinamos a pensar que el cirio universal que ha montado el ser humano (el capitalismo financiero, las guerras, la codicia de los mercados, la destrucción del medio ambiente) trasciende voluntades superpoderosas, controles de una piña de poderosos que deciden en la sombra; qué va, y se trata más bien de un equívoco específico, involuntario y masivo, de una tendencia inserta en los genes de la especie: la avaricia, la codicia, el egoísmo y el dinero como mediador de nuestras relaciones, infectándolo todo. Muchos políticos, quiero pensar, estarán en el espíritu del cambio, pero se ven obligados o directamente dominados por el dinero y sus normas.
Pero la especie puede potenciar sus valores éticos: generosidad, empatía, altruismo.
Si estos movimientos, entusiasmantes por otro lado, emocionantes, pretenden seguir, deben olvidarse de particularismos y vilezas de capillas ideológicas ya caducas e ir al pensamiento generoso. Lo importante es librar del hambre y la injusticia al 50% de la población o detener la destrucción del medio ambiente.












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