Para
Rubén, de H; en Madrid, a 26 de septiembre de 2014
cortan
en el aire las flechas
Campo
abierto,
alborea
un horizonte de adivinada curvatura
lila y cárdena.
en
el aire de Coyoacán
sin
esquivar ni una sola de esas puntas
impregnadas del dulce veneno de la vida.
Viajes,
andanzas y rosas suspendidas en el aire.
No
ando ni andaré sobre las aguas,
sin
milagros,
mi
conquista nada tiene que ver con golpes, asedios y traiciones;
se
ha convertido en piélago el otoño de bosques y praderas,
y
el mar inabarcable no negocia condenas.
Cerrar
los ojos, volver la vista atrás,
hacia
la tierra,
llegar
de nuevo e imaginar que la distancia ya no existe,
que
el gas azul que nos redime
hace
presencia cuanto nombra;
que
en la noche de hondura y de diamantes
palidece
la torva ley de la distancia.Los coyotes de Coyoacán. Al fondo, la puerta de entrada. Imagen perteneciente a Félix Piñerúa Monasterio. |
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